Tú y yo somos tres, por Ferran Monegal

periodico

Dos caravanas de panteras grises -una de mujeres, y otra de hombres- han salido de las Españas con destino a los Alpes Suizos. Se han encontrado en Davos. Abrigan la ilusión de que surga entre ellos el amor otoñal. Este es el esquema del programa Hotel romántico que TVE-1 acaba de estrenar. ¡Ah! El romanticismo a partir de los 60 es un arte delicado. Está hecho de melancolía y esperanza. Una de las damas más melancólicas que hemos visto en este arranque de programa ha sido Mercedes, de Cullera, de 65 años, divorciada. Se casó muy enamorada. Pero confesó: «Al cabo de unos años empecé a notar frío. ¿Me comprenden?. Me engañaba con una amiga mía». Y advertimos entonces que por las mejillas de Mercedes comenzó a dibujarse, levemente, el surco de unas lágrimas. No fue un llanto torrencial. A partir de los 60 el lacrimal llora hacia adentro. Hace más daño. O sea, que las malas experiencias del pasado marcan, pero no sabemos si sirven de vacuna o de antídoto para evitar que vuelvan a suceder. Como decía Oscar Ringo Bonavena, notable púgil argentino de la categoría de los pesos pesados: «La experiencia es el peine que te da la vida cuando ya estás calvo». ¡Ah! En esta búsqueda del amor otoñal los conductores del programa (Roberto Leal, el principal) tendrán que ser delicados. Hemos visto que a veces tratan al grupo de sexagenarios -quizá sin pretenderlo- como quien lleva de excursión a unos párvulos de educación primaria. Cuidado.