Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

periodico

En meteorología no conozco que se haya bautizado nunca a un huracán, o a un tifón, con el nombre de Victoria. Es comprensible. Llamarlo así sería como aceptar su triunfo devastador. Pero en el microclima de los Pujol ocurre lo contrario: un huracán llamado Mª Victoria Álvarez, excompañera de Jordi Pujol Ferrusola, comenzó a soplar hace pocos años atrás en el restaurante La Camarga, y desde entonces no ha parado. Su potencia parece que está desmontando el familiar estatus pujoliano. La última consecuencia, por ahora, ha sido la llamada confesión del Molt Honorable. En la primera tertulia televisiva que abordaron el caso (Más vale tarde, La Sexta), ese mismo viernes, el periodista Miguel Ángel Aguilar advirtió: «Deberían comenzar a pensar en retirarle el título de Molt Honorable». ¡Ah! Es una meditable pincelada. Puestos en la tesitura, parece que solo retirando el Molt no habría bastante. Poco después, los informativos de todas las cadenas dieron la noticia de la confesión. El tratamiento fue plano, sin analizar si el argumento de la herencia -todavía no cuantificada por el confesante- era sostenible. Solo en el informativo de Tele 5 nos dieron un plus: fueron los primeros en conectar con el huracán, origen de tan colosal tormenta, o sea, Mª Victoria Álvarez, que declaró escuetamente: «Lo gordo está por llegar». Efectivamente lo gordo llegó al día siguiente, el sábado, en La Sexta noche (La Sexta).