No es no.

Caminal/Ribot/Sanchez/Monge

El manoseo de los pechos de una mujer entre la multitud de una fiesta popular es el exponente más burdo de una cadena cultural antigua, inconsciente para bastantes hombres, que cuenta con eslabones mucho más sutiles en otras circunstancias sociales, pero de una categoría violenta aproximada. El acoso es un acto de poder machista de un rango no muy distinto al del despido laboral de una mujer que acaba de anunciar que está embarazada. Ambos son sancionables, pero no se catalogan ni juzgan de igual forma. Otras situaciones que también violentan pero lograrían menos unanimidad al ser analizadas, son las que reflejan ese techo de cristal profesional que frena el acceso de la mujer a cargos de responsabilidad, tan difícil de atravesar para tantas trabajadoras y profesionales. En actos masivos y etílicos, los comportamientos son espontáneos: un reflejo de la educación recibida y la cultura dominante.