Andrea Fabra y los aplausos populares en el Congreso.

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El miércoles pasado la clase política dio un paso más en su descrédito. Rajoyexplicó a medias los enésimos recortes del Gobierno (el resto hubo que buscarlos en el BOE). Unos recortes que envían a muchos ciudadanos al «matadero». La respuesta de la mayoría de diputados del PP fue aplaudir con entusiasmo. ¿Sumisión, cinismo, delirio, pasotismo, cachondeo, alegría? Seguramente un poco de todo. Dio la sensación de que sentían auténtico placer sacrificando a los ciudadanos a los que tanta felicidad les prometieron en campaña. Que el Gobierno comunica de pena es un hecho evidente. Básicamente porque oculta y miente con premeditación, alevosía y letra pequeña. Con las medidas adoptadas se puede estar de acuerdo o no. Lo que resulta impresentable es que diputados, que en ningún caso van a pasar penurias con los recortes, se pongan a aplaudir la subida del IVA, el IRPF.