El 'factor Ana Rosa'

Ferran Monegal

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De la breve visita que  Laura Rosel ('Preguntes freqüents', TV-3) le ha hecho a Ana Rosa Quintana en su plató de Tele 5, dos preguntas han sido luminosas para entender la molestia de viajar a Madrid para tan fugaz encuentro. Creo que resumen la esencia de lo que se pretendía. Entró lanzando la primera con cachondeo socarrón:  «¿Eres la mujer que ha acabado con el 'procés'?». Y luego otra con una dosis de sarcasmo evidente: «¿Te han llamado de la Moncloa para felicitarte?». Finalmente, al marcharse, Laura remató deslizando una advertencia: «Me voy. Espero que tus cámaras no hayan cogido nada de mi móvil», una despedida perfecta para afianzar la idea de que lo que han hecho Ana Rosa y sus reporteros en Lovaina no es periodismo, sino espionaje 'anti-procés'.

Se inscribe este enfoque en la línea del 'sketch' que también le dedicaron a Ana Rosa en 'Polònia' el jueves, en donde se pitorreaban de sus ¡exclusivas!, le hacían la parodia y la imitaban sacándola diciendo «¡El 'procés' está muerto y yo he salvado a España, chúpate esa Soraya!».

¡Ah! Es curiosa la manera en que han metabolizado en TV-3 los mensajes que mandó Puigdemont al móvil de Comín. PuigdemontComínEn lugar de analizarlos, les ha sobrevenido una irritación –luego reconvertida en mordacidad socarrona– contra los mensajeros que los han descubierto. Parece el mundo al revés. No sé si han advertido que a lo mejor hasta van con el paso cambiado respecto de los propios protagonistas, Comín y Puigdemont.

Lo digo porque son muchos los que ya han comenzado a sospechar que Comín no fue sorprendido ingenuamente, sino que estaba posando para que las cámaras recogieran bien los mensajes que iba recibiendo. En el Informe semanal (TVE-1) del sábado, por poner un ejemplo, el catedrático de Derecho Constitucional de la UAB Francesc de Carreras, opinó que había un gran interés en que los mensajes se grabasen y se difundieran: «Estaban escritos para provocar una adhesión del mundo independentista hacia Puigdemont».

    ¡Ahh! Los políticos se manejan con una lógica tremenda. Diseñan estrategias muy complejas. Algunos fieles monaguillos instalados en medios de comunicación han creído que hacían méritos desviando la atención y criminalizando al mensajero. Y a lo mejor resulta que quien ha hecho un servicio estupendo ha sido Ana Rosa. Y sin saberlo.