Consurso musical de TVE-1

La gala de 'OT' que no sale en la tele

EL PERIÓDICO asistió a la grabación del especial de Navidad y vio cómo funciona el programa y cómo lo viven los concursantes

Álex y Nerea, interpretando 'Vivo por ella', en la gala 'Navidad en OT'

Álex y Nerea, interpretando 'Vivo por ella', en la gala 'Navidad en OT' / Carmen Carrazquez

Inés Álvarez

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Aunque el 'OT' del 2017 quería esquivar la nostalgia y erigirse como una nueva edición de los nuevos tiempos "la 2.0", como reivindicó la cada vez más decidida Ana Guerra,  a lo que asintieron sus compañeros, esta noche, la de Navidad, ha vivido un capítulo que se nutre de ella. Porque, es Navidad, y porque, ¡qué demonios!, este concurso no habría existido sin aquel del 2001 que abrió un capítulo en la historia de los concursos musicales de la tele.

Y, además, para los 'OTfans' de todas las edades (los nostálgicos y los que por su edad descubren ahora el fenómeno) siempre resulta curioso ver cómo conviven en el escenario, cómo interpretan y reinterpretan los "mayores" y los "peques", una misma canción.

Cómo se junta a las dos benjaminas de ambas ediciones, Nerea Natalia; qué química desprenden los dos pequeños genios con un mundo propio, Alfred Naïm; qué atmósfera tan mágica pueden crear los dos seductores con aire melancólico, Cepeda y Manu Tenorio; qué delicia es ecuchar a las dulces flamenquitas, Mireya y Nuria Fergó, y ver compartir escenario a las indiscutibles reinas de ambas ediciones, Rosa Amaia, que, gane o no la navarra, el título "de España", que ostentó, ostenta y ostentará la López, tampoco se lo quita nadie.

Las grandes ausencias

En esta gala especial de Navidad hubo grandes ausencias, aunque eran de esperar. Costaba creer que David Bisbal (con tanto compromiso internacional) y Chenoa (con contrato exclusivo con Atresmedia y poco propensa a interferir en la aventura de los nuevos 'triunfitos') hicieran acto de presencia.

Asimismo, Mireya y Juan Camús tendrían sus razones (quizá las mismas que casi no les hicieron participar en 'OT: el reencuentro') para no participar en este encuentro, pero la caída de la lista de David Bustamante, un incondicional de 'OT' 17, como ha demostrado mojándose en el dificilísimo papel de jurado en dos ocasiones, seguro que no solo frustó a Nerea, que iba a ser su pareja.

En la grabación de este especial, a la que asistió EL PERIÓDICO, se pudieron ver en primera persona muchas cosas que traspasan la pantalla o ya circulan por las redes, pero que no captan las cámaras. Como la gran profesionalidad de estos chicos, que se mueven por el plató con total naturalidad y que aguantan sin quebrarse un directo que ven millones de personas.

Grabada, pero como en directo

Porque esta gala fue grabada, pero todo funcionó como un reloj suizo sin oírse el fatídico "hay que repetir" hasta que no había finalizado. Ahí sí. Un problema técnico que solo detectan los técnicos hizo repetir el 'Camina', la canción del cierre. Y en ese segundo intento, al adorado Cepeda (el del 'fenómeno' el de la consigna "Cepeda, se queda") va y se le traba la letra del rap y hay que grabarlo de nuevo. Pero a la tercera va a la vencida y el himno queda genial. Ya gusta a todos.

¿Repetir dos veces la canción final? Eso no es nada en un programa de cuatro horas. Y es que todo está medido al milímetro. Mientras que un concursante actúa, en el sofá donde se encuentra el resto aparece de la nada un equipo de cinco o seis personas que retocan maquillajes (¡al minuto de empezar!) y a un ritmo frenético colocan y recolocan como en un puzle a los concursantes para que cuando les enfoquen las cámaras -¡oh, milagro!- ya todos estén en la recámara de salida, al ladito de Roberto Leal (un gran acierto el del presentador, que ya es un 'triunfito' más, el hermano mayor de los chicos).

Y en el palco de los invitados se ve, por ejemplo cómo Mamen, la única profesora que acude voluntariamente como espectadora, se emociona con cada cosa que dicen y hace sus "niños" sin parar de caerle la baba; cómo Cepeda accede a ponerse una camiseta que no sea tan tristona como su gesto y se hace un lío con el micro, con lo que le tienen que ayudar a toda pastilla antes de que le enfoquen las cámaras ; cómo Aitana le arregla el cabello a su adorado Cepeda amorosamente...

Pero, sobre todo, cómo el público aprovecha la mínima para contactar con los concursantes, cómo lanza consignas que, fuera de cámara, son reprendidas por el equipo: "¡No hay que dar información!", insisten. Pero es difícil. Porque cuando hay que repetir 'Camina', el público, que ya se lo sabe cantándolo si dejarse una nota, ya muestra sus preferencias entonando la mítica 'La bikina' de Ana Guerra (la rebautizada Ana War, que les sigue, emocionada); el 'No puedo vivir sin ti' de Cepeda y Aitana (quienes les dedican la imagen del espejo y sus manos tocándose).

Y cuando se acaba la grabación, como cuando acaba el directo, concursantes y público salen por etapas, como si transitaran por las habitaciones estancas de un submarino para que, en vez de agua, no se filtre una información que pueda influirles. Aunque los chicos de 'OT', en su encierro, ya saben cuánto y cómo les adora el público. Ya empiezan a saber lo que quieren de ellos...

Esperemos, al menos, que el bueno de Cepeda no se entere de la que le está preparando Forocoches, que con su campaña de votos pretende lanzar al melancólico gallego directo al triunfo al estilo de El Tekila de 'Got talent', que resultó todo un fiasco para el programa. Porque no sería justo ni para él ni para el resto de sus compañeros, que con 20 añitos buscan la fama mostrando que saben hacer mucho más que el socorrido 'edredoning'.