Cromosoma, condenada por apropiarse de 'Les tres bessones'

La productora catalana deberá indemnizar a Roser Capdevila, autora de los populares personajes

Les tres bessones

Les tres bessones / periodico

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Una juez de Barcelona ha dado la razón a la creadora de 'Les tres bessones', Roser Capdevila, y ha obligado a la productora Cromosoma a devolverle los originales y a indemnizarle con 381.555 euros, al entender que abusaron de su confianza al registrar como propias sus creaciones sin su conocimiento. En una sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la titular del juzgado de lo mercantil número 8 de Barcelona considera probado que Cromosoma, que en enero pasado entró en un concurso de acreedores voluntario con un pasivo de seis millones de euros, actuó de mala fe al registrar a partir de 1996 como marca propia los dibujos y títulos creados por Capdevila, en contra de su voluntad y sin que la artista lo supiera.

Tras años sin cobrar por los derechos de autor, Capdevila denunció en el 2012 a Cromosoma con el objetivo de recuperar las marcas de sus creaciones para niños, como 'Les tres bessones' y 'La bruixa Avorrida', al considerar que la productora se las había apropiado sin su aprobación.

En la sentencia, la juez de la razón a la artista y remarca que desde el primer contrato entre ambas partes, firmado en 1992, quedó claramente delimitado que los derechos de propiedad industrial se los reservaba Capdevila para su registro, sin contemplar "cesión de ningún tipo ni autorización de registro por tercero". No obstante, según el fallo, Cromosoma empezó en 1996 a registrar como propia la marca de las creaciones de Capdevila pese a que tenía "pleno conocimiento no solo que los dibujos y títulos pertenecían a la actora (la dibujante), sino que además tenía la voluntad de mantener bajo su dominio el registro de las marcas en todo el mundo y por todo el tiempo que durase su relación con Cromosoma".

Capdevila creó en 1983 los personajes y dibujos de 'Les tres bessones', inspirados en sus propias hijas, y posteriormente, en 1985, les dio réplica con un personaje que causó furor entre los más pequeños: 'La bruixa Avorrida'. Los dibujos, que iban acompañados de la peculiar caligrafía con la que Capdevila ilustraba sus historietas, saltaron rápidamente a la fama, lo que llevó a Cromosoma a adaptarlas en series para televisión, donde durante años hicieron las delicias de los pequeños de la casa. Sin embargo, la relación entre Capdevila y Cromosoma se torció, hasta el punto que, tras años sin cobrar lo que le correspondía como derechos de autor, la dibujante llevó a los tribunales a la productora, al entender que se habían apropiado de la marca de sus creaciones.

La juez recoge en la sentencia que Capdevila, como aseguraron sus hijas en el juicio, no se preocupaba de las marcas, ya que toda la explotación de los dibujos la dejaba en manos de Oriol Ivern, el anterior administrador de Cromosoma, ya fallecido, en quien confiaba y tenía una relación de amistad. Según la sentencia, Cromosoma, a través de Oriol Ivern, actuó con una "clara mala fe" aprovechándose de la "relación de confianza" que le profesaba Capdevila, ya que registraron la marca como propia sin su consentimiento ni conocimiento. "Lo correcto, teniendo en cuenta la relación contractual que unía a las partes y la confianza existente, hubiera sido registrar las marcas a nombre de la autora y haber actuado Cromosoma como licenciatario", remarca el fallo.