Dramático hallazgo

El cuerpo del hombre recuperado en el pantano de Susqueda estaba maniatado

Susqueda

Susqueda / periodico

Guillem Sànchez / Barcelona

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■ Las víctimas del pantano de Susqueda fueron asesinadas por arma blanca y por un golpe en la cabeza

El pantano de Susqueda ha devuelto a la superficie los cadáveres de dos personas que había escondido entre sus aguas. Todos los indicios apuntan a que los cuerpos recuperados este martes son los de Marc (23 años) y Paula (21 años), la joven pareja del Maresme que desapareció el 24 de agosto.

La confirmación oficial llegará cuando se practique la autopsia a los dos cuerpos este miércoles en el Instituto Legal de Girona. La primera fase de las tareas forenses será la de su identificación. A estas alturas, que no fueron ellos los fallecidos, es algo que nadie se plantea.

Según fuentes cercanas a la investigación consultadas por este diario, los cadáveres estaban desnudos y presentaban signos de violencia. El hombre estaba maniatado y al menos uno de los dos cuerpos había sufrido agresiones en la cabeza. Durante la autopsia se podrá concluir con más detalle si sufrieron otras agresiones. A simple vista puede no resultar sencillo comprobarlo dado que los cuerpos han estado un mes entero debajo del agua.

El organismo se descompone de un modo distinto cuando se encuentra en un entorno con poco oxígeno, como es el caso del agua. El cuerpo entonces produce gas y se hincha. Este proceso provoca que vaya ganando volumen con el paso de los días. Por eso los ahogados, que al principio se hunden, terminan regresando sin ayuda hasta la superficie. Otra de las explicaciones que el inspector Jordi Domènech, desplazado a Susqueda tras el hallazgo, ha dado a los medios de comunicación para razonar por qué han aflorado ahora los cadáveres es el descenso del nivel de agua del embalse.

Ella estaba flotando sobre la superficie y él ha aparecido dentro del agua pero apoyado contra una de las paredes del pantano. La zona, la riera de Rupit, es de difícil acceso

32 días de silencio

Los buzos han estado buscando los cuerpos de Marc y de Paula durante días en el fondo del pantano. Trazaron un perímetro que dibujaron partiendo del punto en el que habían aparecido el coche Opel Zafira y el kayak que cargaron para practicar en el embalse. El vehículo -hundido a siete metros de profundidad- tenía una piedra sobre el acelerador y la canoa estaba pinchada, semihundida porque alguien la había cargado con piedras. Cuando aparecieron el coche y el kayak, para los investigadores la desaparición se convirtió en un crimen porque comprendieron que ambos habían sido hundidos deliberadamente.

A partir de ese instante, los submarinistas de los Mossos d’Esquadra, de la Guardia Civil y de los Bombers de la Generalitat redoblaron la intensidad con la que estaban escudriñando el fondo del pantano. La búsqueda la hacían palpando con las manos el relieve del lecho. Según explicaban al salir de cada inmersión, a pocos centímetros de la superficie, la oscuridad era total. La linterna no servía para nada.

A los doce días de la desaparición de los dos jóvenes del Maresme, se suspendió el dispositivo de búsqueda, pero la unidad subacuática de los Mossos se quedó en el embalse. Durante los días posteriores se veía a este grupo de buzos cruzar el pantano en una embarcación semirígida motorizada. De aquí para allá. Inspeccionaban selectivamente puntos sobre los que existía alguna pista nueva. Lugares que indicaba la Unidad de Personas Desaparecidas, que trabajaba en el caso temiéndose que estaban frente a un doble homicidio sin cadáveres. Esta unidad subacuática es la que este martes ha encontrado un cuerpo flotando en el agua. Y a pocos metros de distancia, han localizado el segundo.

La leyenda de los pescadores furtivos

La última imagen que se tenía de Marc y de Paula era la de la pareja entrando en un cajero automático para sacar dinero. La cámara de seguridad los grabó y los Mossos difundieron aquella imagen para pedir la colaboración ciudadana. No sirvió de mucho porque, según parece, nunca abandonaron el pantano de Susqueda, al que habían ido de excursión para practicar con kayak. Antes de llegar al pantano, se detuvieron en el bar La Parada, a beber algo en la barra. Después, enfilaron hacia el embalse.

La mala suerte "los cruzó con quien no debían", apuntaba desde entonces el rumor más extendido para dar respuesta a un episodio que ha conmocionada a las poblaciones de Arenys de Munt y de Cabrils, los pueblos de Marc y de Paula. Este pantano, y las montañas que lo rodean, han sido tradicionalmente refugio de forajidos. También un punto ideal para pescar con red, una actividad prohibida que, sin embargo, siguen llevando a cabo pescadores de países del Este. Los pescadores autóctonos hablan de algún susto que se han llevado al toparse con ellos. La alcaldesa de Susqueda, Eva Vinyals, admitía hace poco en una entrevista que las dificultades para luchar contra estas actividades son enormes para un municipio dispersado por el monte y con su núcleo histórico bajo las aguas del pantano.

Los investigadores de los Mossos han interrogado a algunos de los habitantes de esta zona. Si entre ellos se esconde el presunto asesino de los jóvenes, tuvo sangre fría para superar los interrogatorios. El hallazgo de estos cadáveres, que a falta de la evidencia científica que lo certifique parece confirmar los peores temores de los familiares y de los amigos de Marc y Paula, también abre definitivamente el mayor interrogante de todos: ¿Por qué querrían matarlos?