Nuevo ajuste de cuentas mortal en un otoño negro en la Costa del Sol

La Guardia Civil investiga el hallazgo de un cadáver junto a varios casquillos de bala en un barranco de difícil acceso

La Guardia Civil durante una dispositivo policial

La Guardia Civil durante una dispositivo policial / periodico

Julia Camacho

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Las bandas de narcotraficantes están protagonizando un otoño negro en una Costa del Sol repleta de gente gracias a una estación más templada de lo habitual. Un nuevo ajuste de cuentas eleva a siete las víctimas mortales en la zona en poco más de dos meses, tras el hallazgo este miércoles del cuerpo de un hombre junto a varios casquillos de balas en un barranco de difícil acceso en Mijas (Málaga). La Guardia Civil se ha hecho cargo del caso, pero la principal hipótesis de trabajo vuelve a ser las rencillas entre bandas que tienen en guardia a las fuerzas de seguridad en los últimos meses.

Fue un particular que paseaba por la zona quien alertó a primera hora de la mañana a los servicios coordinados de emergencias 112 de la presencia del cuerpo de un hombre tendido boca abajo en un lugar conocido como el Peñón del Cura, donde las fuerzas de seguridad tienen constancia de varios alijos de droga en los últimos tiempos. Tras acceder a la zona de rocas, los servicios de emergencias solo pudieron certificar su muerte. Junto al cuerpo había además varios casquillos de bala, por lo que tras el levantamiento del cadáver el caso ha sido judicializado, y se ha decretado secreto de sumario mientras el cuerpo era trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia y determinar las causas de la muerte. Hasta el lugar se desplazaron también agentes del grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) para inspeccionar bajo el agua el lugar.

Batallas entre narcos

De confirmarse, se trataría del tercer asesinato registrado en el último mes en la provincia de Málaga, y el segundo en una semanaya que el pasado martes un ciudadano francés de entre 50 y 60 años de edad fue asesinado a tiros en el parking de un camping de Marbella por unos encapuchados que se dieron a la fuga a continuación y que en su huida por la AP7 rompieron incluso las barreras del peaje antes de abandonar el vehículo y prenderle fuego para borrar cualquier huella.

Las fuerzas de seguridad tienen claro que estos casos son obra de sicarios a sueldo de las grandes bandas de narcos, que libran una peculiar batalla tanto interna como externa. Externa, porque la presión policial en el área de Estrecho de Gibraltar complica sobremanera la llegada de droga desde la vecina Marruecos o incluso el puerto de Algeciras, por lo que a algunos prefieren asumir menos riesgos y optan por los vuelcos o robos de droga a otras bandas. Organizaciones que luego tratan de cobrarse la venganza. En la misma línea, otros tratan de buscar culpables a tanto éxito policial, y quitan de en medio a quien consideran un confidente.

Pero también hay un matiz interno, y es que los continuos golpes a los cabecillas de las organizaciones criminales y el propio paso del tiempo ha eliminado a los responsables de la primera línea, y los miembros de segundo y tercer nivel no conocen otra manera de prosperar ocupar el vacío de poder que a tiro limpio. Se trata además, dicen estas fuentes, de individuos que no respetan los códigos internos y son menos sofisticados, y que en cuanto tienen dinero, acuden donde está el lujo, como Marbella, Estepona o Sotogrande, como símbolo de estatus. Y ahí es donde libran sus guerras. El problema es que ya no están seguros entre ellos, porque como refleja el libro Costa Nostra. Las mafias en la Costa del Sol, de Miguel Díaz y Antonio Romero, hay “overbooking de mafiosos” en la zona.

"Incidentes aislados"

El violento escenario no es nuevo en la zona, ya que el pasado año, también en otoño, se vivió una situación parecida en la que los narcotraficantes no dudaron siquiera en incluir artefactos explosivos caseros para terminar sus rencillas. Mientras el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) o la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) se quejan desde hace tiempo de la falta de efectivos y medios para hacerles frente, desde la delegación del Gobierno se insistió hace unos días que no hay motivo para la preocupación porque la Costa del Sol es “absolutamente segura”. “La mayoría de los tiroteos tiene que ver con bandas que roban a bandas y no sólo que se dedican a introducir drogas”, explicaba hace una semana, tras el penúltimo incidente, el delegado del Gobierno de España en Andalucía, Lucrecio Fernández. Así, hablaba de “incidentes aislados que no afectan al gran público, y que se producen entre delincuentes, en el ámbito del ajuste de cuentas” y ponía el acento en que el Plan Especial contra el narcotráfico en el cercano Campo de Gibraltar ha “redoblado los esfuerzos en todas las direcciones”, especialmente siguiendo la pista del dinero de la droga.

Unas explicaciones que no convencen del todo a la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz (PP), quien defiende que este asunto trascienda la “competencia local en seguridad para asumirlo como una cuestión de Estado, de garantía de seguridad nacional”. “No estamos hablando de que sea un problema de delincuencia local, sino nacional, con personas que, probablemente, en un momento determinado están en la Costa del Sol pero que pueden estar en cualquier otra parte del territorio nacional”, insistió, pidiendo refuerzos y tratar de “evitar que un comportamiento que vincule este tipo de hechos con nuestro turismo”.