La bala extraviada acorrala a Rosa en el crimen de los urbanos

Rosa saca la lengua junto a Alberto en una celebración con compañeros de la policía, un día después del crimen.

Rosa saca la lengua junto a Alberto en una celebración con compañeros de la policía, un día después del crimen. / periodico

Guillem Sànchez

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Las declaraciones de tres jefes de la Guardia Urbana y del investigador principal del 'crimen de los urbanos' este martes en el juzgado de Vilanova i la Geltrú han estrechado un poco más el cerco sobre Rosa, la agente detenida -junto a su amante Alberto- por el asesinato de su novio Pedro.

En el cargador de esta guardia urbana falta una bala. Los depósitos de los otros dos agentes implicados, tanto Pedro -la víctima- como Alberto son también policías municipales de Barcelona, contienen todavía los 30 cartuchos, 15 en cada cargador. En uno de los dos que eran propiedad de Rosa, sin embargo, hay solo 14

Según fuentes judiciales han explicado a este diario, la declaración de la responsable de la Unidad Deontológica de Asuntos Internos (UDAI), Begoña Alday, ha apuntalado hoy la certeza de que, de haberse utilizado esa bala durante un servicio, el tiro debería constar. Pero no consta. Dicho de otro modo, el disparo que se realizó con la pistola de Rosa pertenece a una acción no declarada, o ilegal.

La mujer, pocos días después del asesinato de su pareja, Pedro, según ha detallado el jefe de la Urbana, Evelio Vázquez, pidió permiso para llevarse el arma a casa arguyendo que estaba asustada. Esta petición, no obstante, fue rechazada. A cambio, se le ofreció la posibilidad de recibir protección. Tal vez esta solicitud se debía en realidad a que quería fingir que comenzó a llevarse la pistola a casa a partir de ese día. Pero Rosa, que estuvo de baja durante los días anteriores y posteriores al crimen, perpetrado durante la noche del 1 al 2 de mayo, acudió a su comisaría en más de una ocasión y ella seguía teniendo llave del armero. Entra dentro de lo posible -no de lo demostrado- que la cogiera y la devolviera en una de esas visitas.

Por su parte, el investigador de los Mossos d'Esquadra a cargo de este caso ha insistido en que la conclusión de la autopsia, que apuntó que Pedro falleció posiblemente a causa de un estrangulamiento, no cuadra con la aparición de sangre en el domicilio en el que residían Pedro y Rosa -pareja desde hacía unos 10 meses-. Sí encajaría, por el contrario, que Pedro hubiera sido asesinado de un balazo, disparado con el arma de ella, para más señas. Secunda esta posibilidad el hallazgo de un pedazo de metal fundido -compatible con una bala- en el maletero del coche que Rosa y Alberto -el amante- quemaron para tratar de camuflar un crimen que sigue resistiéndose a despejar todos los interrogantes.