El ojo que todo lo ve en el aula

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María Jesús Ibáñez

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Sobre los pupitres, un cuaderno en el que ir tomando notas, el libro de Matemáticas y una tableta. Apenas se escucha un murmullo en el aula. Paqui Muñoz, la tutora de este grupo de alumnos de sexto del colegio público Marta Mata de Viladecans (Baix Llobregat), se pasea entre las mesas a medida que va atendiendo las consultas de los estudiantes. Están tratando sobre los ejes de coordenadas, empezando a familiarizarse con los números negativos, y lo están haciendo a través de una innovadora plataforma de trabajo, bautizada con el nombre de Amigo y que aún se encuentra en fase de pruebas.

El programa que utilizan los chavales del Marta Mata para aprender Matemáticas y Science (Ciencias en inglés) es todavía un prototipo y ha sido diseñado a través de una iniciativa pionera de la Unión Europea que busca dar respuesta a problemas concretos en distintos ámbitos. En el caso de la educación, "se acordó que la prioridad debía ser la lucha contra el abandono escolar prematuro –uno de los indicadores más preocupantes del fracaso escolar- y el fomento de las vocaciones científicas y tecnológicas, especialmente entre las chicas", indica Isabel Capellá, técnica de Educación en el Ayuntamiento de Viladecans y una de las coordinadoras del proyecto Imaile (Innovative Methods for Award Procedures of ICT Learning in Europe).

"Es como un ojo que todo lo ve", resume uno de los chavales sentados al fondo de la clase. "Lo que quiere decir es que la plataforma permite que a medida que los alumnos van trabajando en la tableta, donde encuentran los problemas que han de resolver, una enciclopedia y otros recursos didácticos, yo, como profesora, puedo ir siguiendo a tiempo real su evolución, puedo responder por escrito las preguntas que me formulan o pueden hablar entre sí", precisa la maestra.

Más allá del Moodle

En Amigo, los chicos cuelgan vídeos sobre las presentaciones que han hecho en clase, diseñan su propio perfil y tienen acceso a todo tipo de material de clase, pero a la vez (y esto es lo que diferencia a esta plataforma de otras ya existentescomo la popular Moodle) reciben información sobre su evolución, pueden opinar y valorar sobre el trabajo que están realizando, y "son alertados si, por ejemplo, el programa detecta que les cuesta mucho avanzar en un aspecto concreto", destaca Raquel Mayordomo, responsable del equipo que lo ha diseñado. 

"La tableta les dice, si ese es el caso, que pidan ayuda o que busquen información complemetaria y les orienta sobre dónde hacerlo", agrega la cocreadora del prototipo, en el que actualmente participan la editorial Grupo Edebé y la tecnológica MyDocumenta, ambas catalanas. En una fase inicial también colaboró en el proyecto la Universidad de Vigo.

Son los aspectos cualitativos lo que más valoran los docentes de la plataforma. "A nosotros nos facilita el trabajo, aunque eso signifique que previamente hemos tenido que realizar una formación específica y que ahora las clases las tenemos que preparar de un modo y con unos enfoques completamente distintos a los tradicionales", señala Maribel Gascon, directora del colegio, uno de los cinco centros educativos de Viladecans que están siendo banco de pruebas del prototipo. Los docentes no se libran, sin embargo, de corregir los ejercicios, ni de tener que evaluar el trabajo de los alumnos. "Podríamos decir que nuestra manera de trabajar cambia, sobre todo en el aula", apostilla la maestra Paqui Muñoz.

Chavales más motivados

"Una de las condiciones que se puso a las empresas que eran candidatas a desarrollar el prototipo fue que la solución que se plantease debía de ser tecnológica, como pedía la Unión Europea, pero que también debía permitir un aprendizaje personalizado, según las características y habilidades de cada estudiante", subraya Isabel Capellá, que en los últimos cuatro años -desde que se puso en marcha el proyecto Imaile- ha mantenido decenas de reuniones con los socios suecos, alemanes y finlandeses, también participantes en la iniciativa.

"Este método permite que cada niño avance según su propio ritmo, y es muy indicado sobre todo para aquellos que necesitan una adaptación curricular porque tienen alguna discapacidad", ratifica la tutora de sexto. En su clase, por ejemplo, hay una estudiante con necesidades educativas especiales (con síndorme de Down) que se conecta como sus compañeros a la plataforma Amigo, pero que realiza un trabajo distinto al del resto del grupo.

"Solo por el hecho de utilizar tabletas en clase, que se usan como herramienta complementaria, los alumnos están muchísimo más motivados", prosigue la directora del colegio de Viladecans. De hecho, un estudio hecho público esta misma semana sobre la introducción de las nuevas tecnologías en las aulas, elaborado por la Universidad Juan Carlos I de Madrid, señala que un 83% de los docentes españoles han detectado que la motivación de los niños aumenta notablemente en clase cuanto mayor es el uso de estos dispositivos.

Un proyecto de I+D+i para crear las clases del futuro

El proyecto en el que participan las escuelas de Viladecans,<strong> el Imaile (siglas en inglés de Métodos Innovadores para los Procedimientos de Adjudicación de Aprendizaje TIC en Europa)</strong>, es un proyecto de adquisición precomercial (PCP), la fórmula ideada hace unos años por la Unión Europea para promover la I+D+i en distintas áreas. El Imaile <strong>es el único PCP educativo de los 16 que se han puesto hasta ahora en marcha</strong>. El objetivo es que haya "un diálogo entre la demanda y la oferta, de modo que la investigación y la innovación se centren en las necesidades reales de los usuarios finales (las escuelas, profesores y estudiantes) y la solución<strong> se encamine hacia el aula del futuro</strong>", rezan las bases del programa.