HOMBRES CUIDADORES

"Nunca lo haremos como ellas quieren"

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María Jesús Ibáñez / Barcelona

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Como en cualquier aprendizaje, primero se han de adquirir los conocimientos básicos y, luego, a base de practicar, se alcanza la destreza. Con el cuidado de los niños (o de la casa), protestan algunos hombres, es casi imposible llegar a la segunda fase. ¿Por qué? "Pues porque nunca conseguiremos, por ejemplo, tender la ropa exactamente cómo ellas quieren", se lamentaba uno de los padres participantes esta semana en las jornadas sobre hombres cuidadores celebradas en el Palau Macaya de Barcelona. "Jamás imaginé que se tratara de una actividad tan complicada: no la puedes colocar ni demasiado estirada, ni tampoco arrugada, hay que encontrar un punto de colgado exacto y llevo 15 años, el tiempo que llevamos juntos, tratando de encontrar ese punto", protestaba -medio en broma, medio en serio- el hombre, que es padre de tres hijos y que pone todo su empeño para que las tareas del hogar sean compartidas "casi al 50%" con su esposa.

"El caso de la ropa tendida es solo un síntoma de un problema que va más allá en el cambio de roles de género: las mujeres somos las primeras en cuestionarles cómo lo hacen, las que siempre lo hacemos mejor. Como si nosotras tuviéramos la exclusiva de la crianza o del manejo de la casa", señala Diana Marre, profesora de Antropología Social y directora del grupo de investigación Adopciones, Familias e Infancias de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). El cambio de mentalidad y de educación es todavía uno de los principales retos a superar en esta nueva fase de la revolución de la mujer.

Todavía choca ver que no hay mamá

"Todavía choca ver que un hombre es el responsable del cuidado de un niño... Siempre esperan que haya una madre", explica Vicent Borràs, padre de un chaval de 8 años. Él y su marido se han encontrado decenas de veces teniendo que explicar que su hijo no tiene mamá (nació mediante gestación subrogada en Estados Unidos) y que ellos, los dos papás, son perfectamente capaces de atenderlo. La distribución de tareas en el seno de esta familia homoparental no presenta ningún problema, asegura Borràs, que es profesor de Sociología en la UAB.

"No existe ningún impedimento para que un hombre sea cuidador, incluso cuando los niños son muy pequeños", defiende Marre. Pero aun así, cuesta que quede claro. "Incluso la familia extensa, en particular las abuelas, han mostrado dudas y a veces han llegado cuestionar cómo lo hacíamos. Tuvimos que hacerles comprender que cualquiera de nosotros dos, los dos padres, podíamos hacer cualquier tarea", señala. "Incluso los niños realizan una clara separación de roles: cuando les duele algo, llaman a la madre; cuando tienen que negociar, buscan al padre", observa Marre.

El necesario cambio de mentalidad, también el de la mujer, es el reto pendiente para la plena equiparación

Tampoco el entorno social se lo pone fácil a los progenitores varones. "A la hora de matricular a un niño en el colegio, por ejemplo, en la documentación oficial sigue figurando una casilla para el nombre del padre y otra para el nombre de la madre, sin atender a los nuevos modelos de familias que hay hoy en día", denuncia la investigadora. "O cuando las mamás del colegio montan un grupo de Whatsapp, pocas veces incluyen en ellos a los papás", prosigue.

Un 'olvido' de la lucha feminista

El trabajo de concienciación social que hay que realizar es importante, advierte. "El de la maternidad y el reparto de roles en el hogar es uno de los aspectos descuidados, o poco tratados, por la lucha feminista en España", lamenta. Y recuerda que, en la transición, "el primer movimiento feminista español se centró en la defensa de derechos como el del uso de anticonceptivos o el de la libre interrupción del embarazo. Más tarde se ocupó también de la brecha salarial, pero durante todo este tiempo se ha olvidado de que había muchas mujeres que sí querían (y quieren) ser madres y que lo tienen difícil simplemente porque les falta ayuda en casa".