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Magisterio de la UB empieza el curso a medio gas por una protesta docente

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María Jesús Ibáñez / Barcelona

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Cuatro días después del inicio del curso, los estudiantes de la facultad de Educación de la Universitat de Barcelona (UB) siguen este martes sin poder asistir a clase con normalidad. Los casi 6.000 alumnos del centro se han encontrado con que una parte de los profesores (una treintena, según el rectorado) se han plantado para denunciar la precariedad laboral en que se encuentran y condenar una orden dada por el rector Joan Elias, que, según entienden, les limita en el ejercicio de su labor. La protesta la protagonizan algunos profesores asociados, que suponen dos tercios de la plantilla de la facultad. Estos docentes temporales han formado una asamblea que lleva tiempo negociando con el rectorado, pero de momento no se ha alcanzado ningún acuerdo.

Los estudiantes, que siguen yendo a clase cada día "por si acaso hoy sí viene el profesor", se muestran comprensivos con los argumentos de la protesta de sus profesores, pero alertan del riesgo que existe si la situación se alarga demasiado. "Estamos en la universidad más cara de España, la universidad catalana, y no puede ser que, después de haber pagado 1.400 euros de matrícula, nos encontremos con que ahora no hay clase", lamentan este martes Alba y Maria, alumnas de segundo curso de Educación Infantil. "Nos han dicho que si esto se eternizase y se prolongase todo el semestre, nos darían un aprobado general... Pero eso significa que todos tendremos una calificación de 5 y algunos necesitamos más nota, por ejemplo si queremos renovar la beca", protestan ambas.

"El primer día de clase nos leyeron un manifiesto para explicar qué reclaman y, la verdad, nos pareció justo que protestaran para que les mejoren el salario. ¡No puede ser que estén dando las mismas clases que los profesores permanentes con un sueldo de 500 euros!", exclaman solidarias Estel, Joana, Paula y Brigitte, a quienes también les han anulado las clases en una asignatura. 

Pese a la comprensión, no dejan de protestar. "Estamos viniendo cada mañana a las ocho y media, para encontrarnos con que no hay clase", dice una de ellas. "Ya no se trata de que nos aprueben a todos como dice la gente, sino de que estamos dejando de aprender algo que en un futuro puede sernos útil para nuestra profesión", subraya otra.

Demasiados contratos temporales

"El problema es estructural: la tasa de temporalidad en la plantilla de esta facultad, como la de otras muchas de la Universitat de Barcelona, es muy alta", cuenta un profesor permanente. Según la ley orgánica de universidades (LOU), las plazas temporales deberían suponer un máximo del 40% del profesorado, pero en Educación son el 72% y en el conjunto de la UB, el 57,5%.

"Si en la facultad de Educación la tasa es más elevada -agrega el mismo docente-, es porque, cuando los estudios de Magisterio pasaron de tres a cuatro años con la implantación del plan Bolonia, la ampliación de profesores no fue suficiente para compensar el aumento que había habido de alumnos". Así, aunque la cifra de estudiantes ha crecido desde el 2011 en un 35,7% (ha pasado de los 4.393 que sumaban entre las facultades de Pedagogía y Formación del Profesorado a los 5.963 actuales), el personal docente e investigador solo ha aumentado en un 18,5% en el mismo periodo (de los 532 a los 653 actuales).

"Efectivamente, en el origen de esta protesta hay un problema estructural, que nos preocupa mucho y que venimos denunciando desde hace un tiempo, de envejecimiento de las plantillas, provocada por la no renovación de vacantes que se hizo en los años de crisis", apunta Ernest Pons, jefe del gabinete del rector Elias. 

Las instrucciones del rector

La gota que ha colmado el vaso este año ha sido la instrucción dada por el responsable de la UB el pasado julio, la conocida como 3/2017, en la que, según los afectados, se les ordena que compartan docencia con profesores permanentes y les prohíbe ser tutores de trabajos de final de grado con una dedicación superior al 10%. También les recuerda que la investigación y la gestión universitaria no forman parte de sus atribuciones.

"¿La consecuencia? Pues que como no hay suficiente plantilla para dar cumplimiento a la instrucción, no se puede asumir una docencia de calidad", denuncia la plataforma de profesores asociados de la facultad de Educación, a la que se han adherido también profesores no asociados.

Una instrucción dada por el rector en julio ha sido el detonante de la queja. Su equipo dice que se ha mal interpretado

"No es cierto que la instrucción del pasado julio diga que los profesores asociados solo pueden impartir docencia con un profesor permanente, eso se ha malinterpretado", argumenta el jefe de gabinete del rector. La facultad de Educación, explica, dispone de un plan de choque a cinco años que, entre otras cosas, prevé revertir, con el tiempo, la actual situación laboral de su profesorado. "Estamos trabajando en ello, pero la solución no va a ser inmediata", advierte Pons, que asegura que en estos momentos, todas las asignaturas que se imparten en ese centro universitario tienen un profesor asignado. 

"El problema es que no hay una huelga convocada como tal, por lo que la decana de la facultad no puede tampoco tomar medidas para que otros profesores atiendan a esas clases", indica.