Crean una nueva técnica para descifrar la actividad de los genes en bacterias

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Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) en Barcelona han desarrollado una nueva técnica para descifrar los niveles de actividad de los genes en bacterias, lo que facilita el camino para usar bacterias y organismos diseñados genéticamente para producir moléculas que sirvan para nuevos materiales o fármacos.

El director del CRG, Luis Serrano, ha explicado en un comunicado que, cuando se activa un gen, algunos de los fragmentos de ADN cercanos actúan como "sintonizadores", ajustando el nivel de actividad de ese gen y la cantidad de proteína que se produce.

Utilizando la bacteria 'Mycoplasma pneumoniae', Serrano y su equipo han desarrollado una nueva y rápida forma de buscar entre miles de secuencias de ADN las que pueden activar un gen.

Los investigadores utilizaron una nueva técnica, a la que han llamado ELM-seq, para encontrar las secuencias de ADN que incrementan los niveles de transcripción, es decir, el proceso por el que un gen se "lee" con el fin de producir ácido ribonucleico (ARN).

El nuevo método, que ya ha sido patentado, se basa en medir la actividad de un gen que codifica para una proteína y que añade una etiqueta o marca química en el ADN de manera que cuanto más activo está el gen, más etiquetas acumula en el ADN.

En su trabajo, que publica la revista 'Nature Communications', los investigadores han identificado secuencias de ADN de los "sintonizadores" que producen actividad en los genes.

Asimismo, han revelado información hasta ahora desconocida sobre los tipos de secuencias de ADN que funcionan mejor.

"Las técnicas utilizadas hasta ahora para investigar las secuencias control del ADN acostumbran a depender del análisis de las células una a una y medir la actividad de los genes en cada una de ellas", ha comentado la investigadora del CRG Eva Yus.

"Sin embargo, nuestra nueva propuesta utiliza tecnologías de secuenciación de última generación para medir de forma precisa y al mismo tiempo, los efectos de miles de secuencias en la actividad de los genes", ha añadido.

Los investigadores han usado la bacteria 'Mycoplasma pneumoniae' por tener un genoma muy pequeño, y ser relativamente fácil de estudiar y, aunque el trabajo demuestra que la nueva técnica funciona en un organismo simple, podría también aplicarse en otras especies de bacterias, en levaduras e incluso en células humanas para encontrar información sobre cómo se controla la expresión de los genes y cómo podría manipularse en el futuro.

"Si queremos utilizar bacterias u otros tipos celulares para aplicaciones en biotecnología, necesitamos diseñarlas para conseguir que generen la máxima cantidad de producto. Ello es difícil si no tenemos información sobre las secuencias que controlan los genes", ha puntualizado Jae-Seong Yang, coautor del trabajo.