NUEVAS VIAS DE ENTRADA

De la patera a la moto-taxi

fcosculluela39872049 tabla170902192956

fcosculluela39872049 tabla170902192956 / periodico

Julia Camacho / Sevilla

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Solo bastan 15 minutos, y ni siquiera conocimientos mínimos de navegación. Las motos acuáticas se han consolidado este verano como el sistema más fácil y rápido para que las mafias que trafican con inmigrantes salven los 14,4 kilómetros del Estrecho de Gibraltar. Atrás quedaron las barcas de madera donde se hacinaban los migrantes en busca de un futuro mejor. Ahora, quienes se juegan la vida prefieren vehículos más potentes, aunque tampoco hacen ascos a las tablas de surf, los patines de mar a pedales o los kayaks. Cualquier alternativa que se pueda confundir con una embarcación de recreo y pase desapercibida a las cámaras de vigilancia que blindan la costa.

Las fuerzas de seguridad detectaron estos vehículos hace ya algunos años. Era la época en la que abundaban las barcas hinchables de juguete que los inmigrantes compraban en comercios de Marruecos para aventurarse en grupo y esquivar a las mafias. Las motos eran una vía más, aunque se trataba de algo esporádico. Nada que ver con la proliferación detectada este verano. La delegación del Gobierno en Andalucía cifró a mediados de agosto en 120 los inmigrantes llegados así en el 2017, sobre todo desde el inicio del verano, frente a los 15 de todo el 2016.

La 'puerta' de Ceuta

En Ceuta el flujo ha sido incluso mayor, convirtiéndose ya en la principal vía de acceso a la ciudad autónoma. Solo el día 9 de agosto se localizaron a 12 personas, entre ellas una mujer embarazada. Habían sido abandonados en medio de un fuerte oleaje en una playa del barrio de Benzú, donde los bañistas lograron rescatar a 11 de ellos. El último no tuvo tanta suerte y falleció ahogado.

Las motos cruzan el Estrecho en apenas 15 minutos, dando muy poco margen a las fuerzas de seguridad que, una vez que las avistan, no tienen siquiera tiempo de movilizar una patrullera para detener al patrón. Las tres motos con las que el Servicio Marítimo de la Guardia Civil patrulla desde principios de agosto contra inmigración ilegal y el tráfico de drogas se revelan escasas, y sirven de poco sin una embarcación auxiliar.

Arrojados al agua

El goteo de motos es ya un auténtico quebradero de cabeza para la Guardia Civil, dado que los pilotos que las conducen no tienen reparo en arrojar al agua a los inmigrantes para que sean los veraneantes quienes hagan el rescate mientras ellos regresan a toda velocidad a la costa africana. El mismo procedimiento al que recurren si son interceptados, dado que los agentes tienen que optar por perseguirlos o rescatar al inmigrante en mitad del agua.

Los traficantes, en su mayoría jóvenes marroquís, llegan a transportar hasta tres inmigrantes al mismo tiempo. En ocasiones el viaje, cuyo coste duplica el de la patera por tener más probabilidades de éxito (4.000 o 6.000 euros frente a los 2.000 euros del pase en barca), sirve también para pasar hachís adosado a la moto o entre el chaleco salvavidas del inmigrante.

El Gobierno alerta de que este sistema es el preferido para traer a la península a niños y adolescentes: 87 de los 120 interceptados. Entre ellos destaca dos perfiles inexistentes hasta ahora, las niñas no acompañadas, y menores marroquís. Y es que muchas familias, no solo subsaharianos en busca de un futuro sino también familias acomodadas residentes en el norte africano y que buscan dar más oportunidades sus hijos, encuentran en las motos la vía perfecta para confiar a sus pequeños.