fenómeno astronómico

Los viajeros del eclipse

Millones de turistas, muchos españoles, viajan a EEUU para ver el 21 de agosto cómo la Luna oculta totalmente el Sol

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María Jesús Ibáñez / Barcelona

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La primera vez que Albert Solsona viajó para ver un eclipse solar en vivo tenía 20 años menos que ahora y nunca antes había pasado tanto frío. "Fue en Mongolia, en pleno mes de febrero. Cuando la Luna ocultó el Sol la temperatura cayó hasta 25 grados bajo cero", recuerda. El espectáculo le impresionó tanto que desde aquel 1997 no ha dejado pasar una oportunidad para repetirlo. Ha estado en Libia, en Kenia, en Siberia, en China, en Indonesia. "Hemos recorrido medio mundo mirando al cielo", bromea Dolors Sabaté, su esposa.

El sábado pasado, Albert y Dolors formaron parte de la expedición de aficionados de la Agrupació Astronòmica de Sabadell que salió rumbo a Estados Unidos para ver el que, según todas las previsiones, será el eclipse solar total más visto de la historia. El fenómeno se producirá el próximo 21 de agosto -empezará a ser visible hacia las nueve de la mañana en el oeste- y recorrerá de costa a costa todo el país norteamericano. Será retransmitido en directo por centenares de televisiones y canales de internet. 

“Hemos recorrido medio mundo mirando hacia el cielo”

Dolors Sabaté

— Aficionada a la astronomía

Solo en la franja en la que se podrá apreciar el eclipse total, en un tramo de 115 kilómetros de ancho entre Oregón y Carolina del Sur, viven más de 12 millones de personas, "pero como también se podrá ver parcialmente desde todo el país y parte de Canadá, podríamos decir que serán unos 300 millones los que lo observarán sin moverse de casa", señala Àngel Massallé, expresidente de la agrupación sabadellense y actualmente responsable de la organización de los viajes de la entidad. 

De 7 a 12 millones de turistas

A esa cifra habrá que sumar los centenares de miles de turistas astronómicos que estos días se están desplazando hasta allí desde todo el mundo. Algunas agencias calculan que podrían ser entre 7 y 12 millones los visitantes que viajen este mes a Estados Unidos solo para ver el eclipse. Aunque la mayoría aprovecha, de paso, para hacer turismo por otros lugares del país. "Solo en Nashville, que es una de las ciudades grandes de la franja del eclipse total, hay preparada una fiesta de observación multitudinaria", señala Solsona.

"Es impresionante la cantidad de gente que llega a mover la astronomía", exclama este aficionado de Sabadell, que es propietario de la agencia de viajes Vallès Tours. "Casi cada año se produce un eclipse en algún lugar del mundo, y salvo cuando el punto de observación cae encima de un océano, casi siempre se organizan viajes para ir a verlos", detalla.

De la sabana al desierto del Gobi

Al viajero que persigue eclipses (tampoco al de auroras boreales) no le importan las condiciones del viaje. "Aunque tenga que dormir unos días en el suelo", indica Solsona. "Hay veces, que nos hemos encontrado con que las coordenadas del mejor punto de observación caían en lugares recónditos, en un lugar en medio de la nada de la sabana africana o en el desierto del Gobi, pero da igual, para allá hemos ido", agrega Massallé, que insiste en que "siempre, siempre se deben llevar gafas especiales, para proteger los ojos".

“Hemos ido a lugares recónditos, solo porque era allí donde mejor iba a ser la observación”

Àngel Massallé

— Expresidente de la Agrupació Astronòmica de Sabadell

Quienes participan en este tipo de actividades "no son simples 'voyeurs', no. Son auténticos entendidos, aficionados con intereses muy definidos", subraya Àlex Póo, de la agencia de viajes Tuareg de Barcelona. Se les conoce, dice, "como umbrófilos o cazadores de sombras, 'shadow-chasers' en inglés". "Y esta vez, al coincidir con las vacaciones, muchos han convencido a sus parejas, familias y otros afines para ir todos a Estados Unidos", explica.

Oportunidad educativa

En esta ocasión, las condiciones acompañan. "Desde el punto de vista científico este va a ser un eclipse normalito, como cualquier otro eclipse solar total, ni más ni menos, pero si está despertando tanta expectación es porque los americanos han hecho muy bien lo que mejor saben hacer: le han sacado el máximo partido, aprovechando que se producirá en una época en que mucha gente está de vacaciones", constata Miquel Serra, director del Observatorio Astronómico del Teide. 

También él viaja dentro de unos días hacia Estados Unidos. "Para nosotros, más que por su interés científico, este eclipse es una oportunidad estupenda para hacer divulgación científica entre los más jóvenes", argumenta Serra. Con él viajarán también medio centenar de personas, "investigadores del Instituto de Astrofísica Canarias con familiares y conocidos".

“Este eclipse es una oportunidad estupenda para hacer divulgación científica”

Miquel Serra

— Cargo del autor de la cita

Así, por ejemplo, a los chavales que integran la expedición canaria se les plantearán un par de experimentos. "Vamos a proponerles, entre otras actividades, que midan el descenso lumínico y que lo relacionen con el descenso de la temperatura", señala el científico. También trabajarán con un péndulo, para comprobar el conocido como 'efecto Allais', que solo se produce durante los eclipses solares.

Los eclipses, añade Àngel Massallé, "son el fenómeno astronómico más espectacular, junto a las auroras boreales, que se puede observar desde la Tierra". La diferencia es que unas, las auroras boreales, convierten la noche en día, mientras que los otros, los eclipses, convierten el día en noche, precisa el responsable de la agrupación de Sabadell.

Cruzar el oceáno por un fenómeno que dura 2 minutos y 40 segundos

Los españoles que están viajando a Estados Unidos estos días para contemplar 'in situ' el eclipse del 21 de agosto van a tener que estar muy atentos: <strong>la plena ocultación del Sol durará solo dos minutos y 40 segundos</strong>. Con todo, van a tener casi tres horas para disfrutar del espectáculo desde el primer contacto de la Luna con la esfera solar hasta su separación.