Los vecinos de la plaza del Sol se arman con sonómetros frente al ruido

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CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Making Sense, un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea, ha sido finalmente lo que ha permitido a los vecinos de la plaza del Sol, en el barrio de Gràcia, denunciar con números en la mano el nivel de ruidos que padecen durante todo el año. Unos 25 vecinos se han prestado desde febrero a acoger sonómetros que tienen permanentemente conectados y cuyos registros se pueden visualizar en la web plazadelsol.cat y en una app móvil. La documentación recogida se ha entregado ya al distrito y evidencia que llegan incluso a doblar el nivel de ruido aceptable en esta plaza peatonal (entre 50 y 60 decibelios de día) con picos de hasta 100 decibelios de noche, lo que afecta a la salud.

El problema del botellón y los ruidos en la plaza del Sol viene de lejos, pero, según los vecinos, en los dos últimos años se ha vuelto mucho peor. “Antes había ruido el fin de semana pero es que ahora, con el turismo, es todos los días”, denuncia Diana, vecina de la plaza desde hace 12 años. “Hay los mismos bares, tan solo han aumentado dos mesas, pero en cambio el ayuntamiento ha autorizado la apertura de tiendas donde se venden bebidas frías, con lo que la fiesta no se acaba nunca. Aunque cierren, luego llegan los lateros. Y la gente sigue en la plaza”, afirma.

Fuentes municipales corroboraron la reciente apertura de un comercio de alimentación que debe de cerrar por normativa municipal a las 23.00 horas y al que no se podía denegar la licencia porque “no tiene la consideración de local de restauración”, que son los que están limitados por el Plan de Usos de Terrazas. También han limitado el cierre de las actividades a la 1 de la madrugada.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Los vecinos han impulsado un manifiesto, que entregaron al distrito la semana pasada, y en el que reclaman, además de por el ruido, por el incivismo, los orines en la calle y el nivel de aceptación de “parque temático del ocio nocturno” que a su juicio tiene la plaza. En el texto solicitan que se piense en otras actividades que no fomenten “la cultura del alcohol” como el cine o el yoga.

El uso de los sonómetros ha permitido poner de relieve la influencia de los materiales de construcción y el diseño urbano en el ruido. “Cuando la plaza tenía parterres de tierra, había menos ruido, mientras que con el pavimento que se puso cuando se hizo el párking aumenta. También que los pisos más altos tienen el mismo nivel de ruido que los pisos más bajos y que la doble ventana no filtra lo suficiente”, explica Mara Balestrini, la investigadora impulsora del proyecto Making Sense

Un problema que debatirá Balestrini, que reparte su tiempo entre el Fab Lab Barcelona, donde crearon los sensores que han usado los vecinos con placas Arduino, y la consultora Ideas for Change, que ha montado la asamblea ciudadana que este jueves a partir de las 19.00 horas.

Tras el estudio de la plaza del Sol, que los vecinos han pedido alargar todo el verano, en Making Sense se les acumula el trabajo y ya están recibiendo peticiones de Ciutat Vella y los vecinos de la ronda de Dalt en Sarrià-Sant Gervasi. "El ruido es lo que más molesta a los ciudadanos", explica.

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