'RANKING' GASTRONÓMICO CONTROVERTIDO

Carta de desamor a TripAdvisor

Artur Martínez, en la cocina del restaurante Capritx, en Terrassa.

Artur Martínez, en la cocina del restaurante Capritx, en Terrassa. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Como rigen las buenas costumbres, las rupturas sentimentales deben escenificarse cara a cara, afrontando con entereza el mal trago, eludiendo el escaqueo que brindan los recursos para garantizar una distancia prudencial, prescindiendo de cartas, mails, whatsapps y similares. Y a fe que así le hubiera gustado que se hubieran desarrollado los acontecimientos a Artur Martínez, el laureado chef del restaurante Capritx, para poner fin a su relación con <strong>TripAdvisor</strong>. Pero visto lo visto, le bastaría con una mera llamada telefónica, y hasta se conformaría con marcar en el teclado las opciones de un autómata, si le garantizase el fin de una relación en la que se siente atrapado.

Pero no, ha tenido que optar por el frío método de redactar un texto, una carta de desamor, en la que reclama una vez más a la web de viajes que le deje marchar, que su corazón no le pertenece, que deje de presumir de alianzas cuando él nunca le ha jurado amor eterno. Martínez sabe que, una vez más, su posesivo amante responderá con negativas, "excusas y argumentos inconsistentes". Respuestas futiles y puede que hasta despecho, como ha quedado claro cada vez que el cocinero del local de Terrassa se autoboicotea, sintiéndose como una dama que languidece en un matrimonio de conveniencia por el que nadie le pidió opinión. 

"La paradoja es que yo nunca accedí, en ningún momento y formato, a participar en su portal ni a respetar política alguna. Jamás me preguntaron si era de mi interés participar ni rellené un cuestionario que lo autorizara. No firmé ningún documento físico o digital autorizando el uso de los datos de mi negocio o manifestando mi voluntad de participar. ¿Cómo pueden reprocharme que no cumpla su política?", argumenta el restaurador en la misiva. Las únicas posibilidades para salir de esta web es si se produce un traspaso o cierra el local.  "Y encima me acusaron de falta de ética en un programa de TV", explica.

"Las normas dejan claro que se penaliza al restaurador que falsea críticas a su favor o que escribe opiniones negativas sobre la competencia, pero nada dice de quien elabora malas críticas de sí mismo", dice. Y muestra su desconcierto al constatar que no puede editar siquiera su perfil, "la carta de presentación" con la que quiere mostrarse en TripAdvisor. "Cambié el teléfono, puse uno falso, y modifiqué horarios; figuraba que abríamos solo los lunes y de seis a diez de la mañana; pero ya han restaurado la información", comenta.  "¿Quiénes piensan que son para decidir por mí?", se lamenta.

Dice alucinar por no poder tener siquiera un contacto telefónico con la web --"solo es posible si eres usuario premium y abonas casi 50 euros al mes"-- y pide comparar la situación con otras plataformas digitales para entender la magnitud de la tragedia: "¿Alguien imagina a Spotify Youtube manteniendo a un músico que no desea figurar en sus listados?". 

REPERCUSIÓN

Por su condición de estrella Michelin y por su estrategia desconcertante para TripAdvisor, la batalla de Martínez tiene una sonada repercusión en redes sociales, pero está muy lejos de ser el único contendiente que planta cara al gigante de internet. Otros chefs de prestigio como Daniele Rossi, de Rasoterra, apelan a su derecho a darse de baja del servicio. "Puede que venga más gente puntualmente por unas buenas críticas en TripAdvisor, pero no me interesa ese perfil bajo de cliente, el que acude a este tipo de reclamo. Yo me quedo con el del boca a boca, el que con su propia experiencia convence a alguien de su círculo", describe.

Martínez, mientras, no ceja en su empeño de dilapidar su crédito, solo en esta web. "Hemos pasado del puesto 27 al 66 en tres semanas; ahora voy a subir unas fotos de platos combinados, a ver si me los dejan al menos unos días", explica. Se aferra a esa opción como única esperanza a corto plazo, pero no alberga dudas de que la causa del gremio triunfará. "Esta web y su sistema injusto tienen que caer, como ya pasó con los abusos de los bancos con las preferentes; tardará 5 o 10 años, pero no tengo dudas de que será así", expone.