Ojo, aquí pedalea una persona

La carretera se convierte en una selva donde el ciclista se juega el pellejo aunque el incivismo de los ciclistas urbanos no ayuda al respeto hacia el cicloturista

Un grupo de cicloturistas, en su habitual ruta de salida por los alrededores de Barcelona

Un grupo de cicloturistas, en su habitual ruta de salida por los alrededores de Barcelona / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Quién firma esta información ha recorrido muchos kilómetros subido encima de su bici, incluso, en ocasiones, por la misma ruta del Tour, horas antes de que pasen los profesionales. Y hasta puede presumir de conocer muchos secretos de cómo andar, administrar fuerzas y sufrir lo menos posible mientras se pedalea gracias a los consejos de Pedro Delgado. Pero, a la vez, su bicicleta lleva muchos meses guardada en una funda, porque realmente --y duele decirlo-- da miedo, mucho miedo, subirse en una bici y pedalear. Y más por los alrededores de una gran ciudad como Barcelona, una 'selva' de coches.

LOS RIESGOS

¿Caerse? Si solo fuera irse al suelo y hacerse unos rasguños poco importaría, más allá del cabreo momentáneo por el dolor, por el roce con el asfalto. Pero es que al menor despiste de concentración, en la plaza de Tetuán, mientras se busca la seguridad del carril bici de la Gran Via, un coche se detiene en lugar prohibido, abre la puerta sin avisar y se vuela, literalmente se vuela, para impactar en el suelo y llenarse solo de cardenales --bendita suerte--. Y cuando se queda con un amigo y se busca la gran ruta ciclista barcelonesa por la carretera de La Roca, circulando, por supuesto, en paralelo, mucho más seguro y totalmente legítimo, comienzan los insultos de conductores ignorantes de las normas de tráfico, que casi pierden más tiempo bajando la ventanilla para decir unos improperios, que adelantando a un par de bicis, casi siempre a menos de los 1,5 metros de seguridad. Y se nota el rebufo. Y hasta en ocasiones puede aparecer el camionero que toca el claxon para asustar y que no es ni mucho menos un alumno de Mariano Muñoz Carmona, famoso transportista andaluz que lleva decorado en la parte trasera de su vehículo el lema "en metro y medio cabe una vida" para concienciar a los imprudentes.

En la carretera de la Roca atropellaron el miércoles a Juanjo Méndez, todo un símbolo entre los cicloturistas barceloneses y triple medallista paralímpico. No hay en el mundo nadie que pedalee tan rápido como él sobre una bici con la única ayuda de su pierna y brazo derechos. Por fortuna, el despiste de un conductor no le provocó heridas irreversibles, una fractura de clavícula y una costilla rota. Podía haber sido peor.

LOS 'BIKERS' URBANOS

Pero lo más lamentable, muchas veces, tras el retorno a casa, parando y poniendo el pie a tierra con el semáforo en rojo, porque la bici es un vehículo como una moto, es observar la tremenda inconciencia de los llamados 'bikers' urbanos, los que no respetan ninguna norma, los que obligan a los transeúntes a ir con mil ojos por las aceras, los que van por los carriles bicis unidireccionales en sentido contrario. Ellos, con su falta de educación e incivismo, hacen coger mala fama a los cicloturistas, tengan miedo o no a la carretera, y que suelen ser absolutamente respetuosos con los coches --solo faltaría-. Algún día, no muy lejano, este periodista volverá a la selva porque el amor a la bici es infinito.