PREMIO PERIODÍSTICO

EL PERIÓDICO gana el Ortega y Gasset por la investigación sobre el escándalo de los maristas

El jurado destaca que el trabajo ha originado un debate social, político y legislativo sobre la pederastia

RAMÓN VENDRELL / BARCELONA

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El 3 de febrero del 2016 Manuel Barbero llamó a la redacción de EL PERIÓDICO. El periodista que atendió su llamada vio que era un asunto para Guillem Sànchez, el titular de la cartera de Sucesos, y a él se la derivó. Tras la conversación telefónica, Sànchez y Barbero se citaron en persona el día siguiente. El relato que ofreció el segundo de los abusos sexuales cometidos sobre su hijo por Joaquim Benítez, exprofesor de gimnasia del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts, no solo era coherente (y conmovedor), sino que iba acompañado de una denuncia ante los Mossos. Es más, otras cuatro víctimas habían denunciado a Benítez por el mismo motivo. Este fue el origen de la serie de Sànchez; María Jesús Ibáñez, responsable de Educación, y Jesús G. Albalat, encargado de Tribunales, que ha merecido el premio Ortega y Gasset en la categoría de Mejor Historia o Investigación Periodística.

Pero este origen tiene un preámbulo que se remonta a octubre del 2005, cuando el antiguo reportero de EL PERIÓDICO Edwin Winkles informó del caso de una familia que denunciaba la tardanza de la ambulancia que acudió al domicilio a por el padre, a la postre fallecido en casa antes de que llegara la asistencia médica pese a estar a solo cinco minutos del Hospital de Bellvitge. Era la familia Barbero. Manuel llamó a este diario y no a otro y le brindó así la primicia del 'caso Maristas' porque en aquella ocasión se había hecho eco de la indignación familiar.

¿Un golpe de suerte? No. Un diario con pedigrí social.

AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD

El jurado de los premios Ortega y Gasset, concedidos por 'El País' desde 1984 y seguramente los galardones más prestigiosos del periodismo en español, destacó que el trabajo de Sànchez, Ibáñez y Albalat "cumple uno de los principales objetivos del periodismo: el de servir a la sociedad". "La tenacidad y el seguimiento de la redacción consiguió que víctimas de abusos que llevaban décadas en silencio contarán sus casos y conectaran entre ellas", añadió.

El mismo día en que Sànchez se reunió por primera vez con Barbero EL PERIÓDICO publicó en su edición digital una noticia con este titular: "Cinco exalumnos de los Maristas denuncian abusos sexuales de un profesor de gimasia", también tema principal de la portada del diario impreso del 5 de febrero. Mientras los lectores del papel desayunaban con esta información, Ibáñez y el fotógrafo Josep García iban en coche rumbo al Alt Empordà, donde una pista situaba al presunto pederasta. Presunto por pocas horas. El tándem periodístico localizó a Benítez y este confesó. El titular de ese mismo día en la web: "Lo hice. Y pensé que vendrían antes a por mí". El subtítulo: "No sé cuántos chicos fueron. Sé que iré a la cárcel. ¿Sabe usted cuántos años me podrían caer?".

PICAR PIEDRA

A partir de aquí los tres periodistas premiados hicieron de periodistas: investigaron (picaron piedra, y mucha, en la jerga periodística), contrastaron y publicaron información que los Maristas no querían ver publicada y que tampoco hizo mucha gracia a la Conselleria d’Ensenyament. No se limitaron a ir acumulando casos de abusos de menores cometidos durante décadas en dos centros educativos de los maristas en Barcelona sino que revelaron la existencia de una estrategia de ocultación por parte de la orden religiosa. Más de 40 exalumnos presentaron denuncia y otros dos profesores reconocieron haber abusado de niños. Solo Benítez será juzgado.

La potencia de la serie periodística, o la magnitud del escándalo de pederastia destapado, como prefieran, originó un debate social sobre la protección de los menores y la prescripción de los delitos de pederastia que ha llegado al ámbito político y legislativo, remarcó el jurado.

Si ayer Sànchez, Ibáñez y Albalat no fueron manteados en la redacción fue solo porque no había manta. El Ortega y Gasset fue un reconocimiento a una forma de hacer periodismo que merece la pena preservar.