LA ERA POST-FUKUSHIMA

Una de cada tres nucleares en construcción en el mundo está en China

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ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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El sector nuclear vuela en China mientras traquetea en Occidente. Las centrales atómicas han encontrado en China durante la era post-Fukushima un ecosistema idóneo donde confluyen las urgencias energéticas de la segunda economía mundial, una calamidad medioambiental que requiere jubilar el carbón y el estímulo gubernamental hacia un sector tecnológico con un generoso potencial exportador. La industria ha experimentado el habitual proceso apresurado en China: los reactores nucleares han pasado en tres décadas de inexistentes a salpicar su geografía y sus compañías preparan el desembarco global tras aprender de las internacionales.

El desastre de Fukushima en marzo del 2011 detuvo también en China la construcción de centrales. El veto se levantó un año después con acentuadas medidas de seguridad. En el 2014 no se aprobó ningún proyecto y la inversión en el sector se contrajo un 6,6 %. El desenfreno llegó con el plan quinquenal aprobado ese año que fijaba el objetivo de aumentar los actuales 21,4 gigavatios anuales provenientes de la energía nuclear a los 58 en el 2020 (cada gigavatio alimenta 700.000 hogares). La proyección continúa: 150 gigavatios en el 2030 y 350 en el 2050, según la Asociación Nuclear Mundial. Solo necesitará 15 años para superar a Estados Unidos en centrales operativas. Hoy cuenta con 34 en funcionamiento y edifica 20, una tercera parte de las que están en construcción en el mundo. China estrenó el pasado año ocho de los diez nuevos reactores en todo el mundo. Las centrales solo suponen el 2% del cóctel energético actual, muy lejos del 30% de Japón antes de Fukushima, así que el margen de crecimiento se antoja amplio. No es previsible que toda la estrategia nacional futura pivote sobre la energía nuclear, pero las magnitudes chinas aseguran su influencia a escala global.

CAMBIO DE PATRÓN PRODUCTIVO

Detrás del impulso de la energía nuclear está la imperiosa necesidad de cambiar el patrón productivo que ha arruinado el medioambiente en tres décadas de hiperdesarrollismo. China saca del carbón el 67% de su energía, del petróleo el 17% y del gas natural el 6%. Para cumplir su audaz plan de alcanzar en el 2030 el 20% de fuentes limpias se confía en la energía eólica, la solar y, muy especialmente, la nuclear. 

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Los miedos de Hong Kong sobre la seguridad de las centrales chinas","text":"Cuatro trabajadores de la central nuclear de Yangjiang (provincia costera de Guangdong) fueron sancionados este mes por romper el protocolo, causar un \"calor residual en la bomba de extracci\u00f3n\"\u00a0y ocultar los hechos. El Ministerio de Protecci\u00f3n Medioambiental public\u00f3 la sanci\u00f3n tras un a\u00f1o de investigaciones sin aclarar si hab\u00eda provocado filtraciones radiactivas o si hab\u00eda puesto en peligro la seguridad ciudadana. La noticia recibi\u00f3 una generosa cobertura medi\u00e1tica en la vecina Hong Kong y aliment\u00f3 los miedos sobre filtraciones y encubrimientos. Zhou Xizhou, director de la consultora IHS, descarta el alarmismo recordando que la Agencia Internacional de Energ\u00eda At\u00f3mica (IAEA) establece protocolos muy exigentes y transparentes en todo el mundo, tambi\u00e9n China, sobre qu\u00e9 incidentes deben ser informados al p\u00fablico y el plazo. \"Muchos trabajadores chinos se han formado en Francia durante a\u00f1os. Adem\u00e1s, casi todas las centrales chinas cuentan con personal extranjero y la IAEA puede auditarlas en cualquier momento\", se\u00f1ala Zhou, para quien el ocultamiento de un incidente\u00a0es inviable."}}

"La energía nuclear es una de las soluciones, pero no será suficiente. El sector energético en China es complejo: aún se levantan centrales de carbón, es el mayor mercado de energías renovables, lo será de la energía nuclear... Del total de 360 gigavatios que generaron las nuevas centrales el pasado año, el 40% está aquí. China hace todo lo que puede para cubrir la demanda energética", señala Zhou Xizhou, director de la consultora IHS China Energy.

Más de 20 provincias han solicitado proyectos nucleares y las peleas no son raras. Pekín acostumbraba a juzgar a los gobiernos locales solo por las frías cifras de crecimiento económico y el actual examen de cuestiones ecológicas ha obligado a embridar los sectores contaminantes. Cada yuan invertido en energía nuclear supone un aumento de 3,04 yuanes en la producción bruta de todas las industrias, según datos oficiales. Para los gobiernos locales supone la cuadratura del círculo: conservar el desarrollo económico sin sacrificar los cielos azules. China invertirá 500.000 millones de yuanes (66.000 millones de euros) en los próximos cinco años en el sector.

PROTESTAS PUNTUALES

Miles de personas consiguieron paralizar la construcción de una planta de procesamiento de residuos nucleares prevista en Lianyungang (480 kilómetros al norte de Shanghái) tras fragorosas manifestaciones. Las protestas puntuales contra el sector se dirigen hacia algún inquietante proyecto en el vecindario y no ante la generalidad del plan. Los potentes movimientos antinucleares en Occidente o Japón no existen aquí a pesar de que la sociedad china es mucho más activa y contestataria de lo que se asume. Es una cuestión de prioridades: la certeza de millones de muertes anuales causadas por la contaminación del aire eclipsa cualquier riesgo nuclear lejano. Los dos únicos proyectos nucleares que han generado protestas sociales consistentes en la última década han sido cancelados por Pekín.

El desarrollo de la industria nuclear nacional epitomiza el tránsito de un país conocido por inundar el mundo de manufacturas baratas a la potencia tecnológica que ansía Pekín. China ha absorbido durante décadas el conocimiento industrial de los principales actores globales que operaban en su territorio. La inversión millonaria estatal ha desembocado en el Hualong-1, un reactor de tercera generación completamente nacional. Aunque China dispone de una tecnología "mas que suficiente" aún requiere de cierta asistencia extranjera, señala Eduardo Aymerich, director general del Spanish Nuclear Group for Cooperation, un consorcio de cuatro compañías españolas. "Para algunos componentes, la capacidad de producción de la industria auxiliar no es suficiente para la demanda interna, especialmente en los componentes con más contenido tecnológico. Para otros componentes o servicios, la tecnología exterior aún está más desarrollada y las empresas son bastante receptivas", añade.