La empresa del autobús del accidente de Tarragona dice que el conductor había descansado

Autocares Alejandro asegura que las víctimas murieron aplastadas contra el turismo con el que impactó el bus

Accidente de autocar en la AP-7

Accidente de autocar en la AP-7 / JOAN REVILLAS

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El conductor había descansado antes del viaje y las víctimas murieron aplastadas al chocar contra el vehículo que circulaba por la otra mediana de la AP-7, según ha declarado Raúl López, hijo del dueño de Autocares Alejandro, la empresa propietaria del autocar accidentado este domingo en Freginals.

Las 13 universitarias fallecidas "fueron aplastadas por el coche". "La mayoría iban durmiendo, habían salido a las 3:30 horas de la madrugada", ha señalado Raúl López, para quien los pasajeros que eligen viajar en horario nocturno aprovechan para dormir.

Sobre la posibilidad de que algunos de las pasajeros no llevasen puesto el cinturón de seguridad, López ha señalado que "en este caso, no hubiera afectado porque fueron aplastados", y ha insistido en que el autocar es un Mercedes nuevo "con todos los sistemas de control y seguridad". Fuentes próximas a la investigación no apoyan esa tesis, al considerar que el aplastamiento de las víctimas se produjo justamente porque las víctimas no quedaron retenidas en sus asientos. 

López acudió al lugar del accidente junto a su padre, Alejandro López, que volvió a Freginals después de dejar en Barcelona a los pasajeros del autocar que conducía, que era el penúltimo de la comitiva de cinco vehículos y precedía al siniestrado.

CONMOCIONADO

La empresa aún no han conseguido hablar con el chófer del autocar siniestrado, que ha ingresado en la uci, pero sí con su hija, que ayer les dijo que estaba en estado de 'shock'. "Es un conductor impecable. Hace más de 30 años que conduce, 17 de ellos con nosotros, y nunca ha habido ningún problema con él", ha explicado López, que ha indicado que Autocares Alejandro tampoco ha tenido nunca accidentes.

El hijo del propietario de Autocares Alejandro ha asegurado que los conductores de los cinco autocares, que viajaban en comitiva, entre ellos su padre, habían llegado a Valencia a las 12.00 horas del mediodía y habían descansado hasta las 3 de la madrugada.