DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

No es país para ser madre

Bebés recién nacidos, en la 'nurseria' de un hospital de Barcelona.

Bebés recién nacidos, en la 'nurseria' de un hospital de Barcelona. / periodico

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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España ostenta un triste récord: en competencia con Italia, es el país del mundo donde las mujeres tienen su primer hijo más tarde, a los 30,6 años de media, lo que deriva en una tasa de fecundidad bajísima, entre las peores de los países avanzados, según un reciente estudio publicado por el Centre d’Estudis Demogràfics de la Universitat Autònoma de Barcelona, titulado 'La infecundidad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac !!!'. No se trata de una singularidad genética ni cultural. Deriva, según los expertos, de tres factores clave: la alta tasa de desempleo y precariedad que se ceba especialmente en las mujeres, la falta de apoyo público a la maternidad y el hecho de que el cuidado de los niños siga recayendo básicamente en las mujeres. Un cóctel explosivo al que la crisis y los recortes han introducido ingredientes aún más dañinos.

Se podría pensar que las parejas retrasan la llegada de la paternidad para disfrutar más de la etapa juvenil sin las ataduras de los hijos. Eso es cierto, pero solo en parte. Es uno de los factores clave que explican que madres con 20 o 25 años sean cada vez más infrecuentes, pero en los embarazos mucho más allá de los 30 lo que más pesa es la falta de un marco laboral y familiar que evite convertir la paternidad en una carga demasiado pesada.

Es obvio que tampoco se trata de una decisión voluntaria. “Las mujeres que no desean tener hijos y mantienen esta decisión a lo largo de su vida fértil son una minoría, siempre inferior al 5%. De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea con la mayor distancia entre el número de hijos deseados y el número tenido”, según el citado estudio. La infertilidad primaria, la que afecta a las mujeres independientemente de su edad, tampoco es un factor importante, ya que explica solo el 2% de mujeres sin hijos.

POSPONER LA DECISIÓN

{"zeta-legacy-key":{"title":"Las ayudas","keys":[{"title":"Bajas de maternidad\u00a0","description":"La crisis econ\u00f3mica ha paralizado la puesta en marcha de nuevas ayudas a la maternidad e incluso ha\u00a0llevado a dar marcha atr\u00e1s en algunas como el 'cheque-beb\u00e9' de Zapatero. Los permisos de paternidad se mantienen en las 16 semanas para las madres y dos\u00a0semanas para los padres, que fueron fijadas por la ley de igualdad, sin que se haya cumplido la ampliaci\u00f3n a un\u00a0mes\u00a0para estos \u00faltimos que deb\u00eda haber entrado en vigor en el 2011."},{"title":"Prestaciones","description":"\u00a0Al margen de las desgravaciones generales por hijos a cargo, el \u00fanico est\u00edmulo econ\u00f3mico que reciben las madres son los 100 euros al mes durante los tres primeros a\u00f1os de vida del ni\u00f1o, una cantidad que solo\u00a0reciben las madres trabajadoras."},{"title":"Reducci\u00f3n de jornada","description":"\u00a0Una vez cumplidos los periodos de baja, los padres tienen, en primer lugar, derecho a disfrutar de las horas de lactancia, a pedir excedencias por cuidados de hijos y a una reducci\u00f3n de jornada hasta que cumpla 12\u00a0a\u00f1os.\u00a0"}]}}

La clave reside en “aquellas mujeres que pueden y quieren tener hijos y están en las edades socialmente consideradas para ser madre pero que optan por posponer la decisión unos años porque no reúnen las condiciones familiares y/o materiales óptimas para asumir los costes de la reproducción”, afirman los autores. La decisión se retrasa hacia unas edades en las que la fertilidad “entra en rendimientos decrecientes”, lo que acaba “trucando los proyectos reproductivos” de muchas mujeres.

El resultado es una buena parte de algunas de generaciones de mujeres acabarán renunciado la maternidad. El estudio calcula que el 29% de las nacidas en la segunda parte de la década de los 70 (entre 1975 y 1980) no habrán tenido hijos cuando cumplan 50 años.

PERMISO DE PATERNIDAD OBLIGATORIO

UGT Catalunya ha presentado este lunes un informe donde quedan claras cuáles son las consecuencias para muchas mujeres de convertirse en madres. Mientras las tasas de ocupación de hombres y mujeres sin hijos se sitúan en un 74,% para ellos y en un 66,9% para a ellas, cuando se tienen hijos, la tasa aumenta hasta el 78,9% para los hombres y baja hasta el 59,5% en el caso de las mujeres. La brecha de la ocupación aumenta en 13 puntos debido a la maternidad.

El mismo documento revela hasta que punto ocuparse de los hijos se sigue considerando prioritariamente tarea de las mujeres: de las excedencias por cuidado de hijos concedidas entre el 2004 y el 2015, sólo el 3,4% fueron disfrutadas por hombres. Algo parecido ocurre con las reducciones de jornada. En el 2010, el 22% de las mujeres ocupadas declaraban haberse acogido a esta posibilidad. Una cifra que caía al 3,3% en caso de ellos.  

David Papiol, secretario de Igualdad del sindicato, apuntó durante la presentación del estudio que una de las claves para acabar con el problema sería que el permiso de paternidad durara lo mismo que el de maternidad y fuera de obligado cumplimiento. "Mejoraría la equidad en el reparto de las tareas y los empresarios dejarían de descartar la contratación de mujeres por temor a las bajas maternales", argumentó.

EL PAPEL DECISIVO DEL PARO

En la misma línea que el Centre d'Estudis Demogràfics, un estudio que ultima la Agencia de Salud Pública de Barcelona vincula las consecuencia de la crisis económica con la caída de la fecundidad. Según la directora del trabajo, Gloria Pérez, este revela que desde el año 2008 se ha producido "en todo el Estado una caída de la fecundidad estrechamente relacionada con un fuerte aumento del paro". Donde más baja la fecundidad es en las comunidades autónomas donde más puestos de trabajo se han perdido y de un modo más rápido. "No es solo que al quedarse en paro las mujeres pospongan el momento de tener hijos. También el temor a perder el puesto lleva a las ocupadas a la misma decisión", añade.

“La frustración de los proyectos reproductivos de las españolas y los españoles, incluso la asunción de la infecundidad como opción, no puede entenderse sin la falta de apoyo real a la conciliación de la vida familiar y laboral, sin un decidido apoyo a la promoción de jóvenes y mujeres, y con una política en general basada en la extensión de la desregularización y la inseguridad. El desempleo, el trabajo precario, el acceso a la vivienda, la consolidación laboral, las largas jornadas, los bajos salarios y la escasas políticas públicas no ayudan a la reproducción, ni los bolsillos de la gente joven ni las políticas de apoyo a la reproducción (por ejemplo, la educación preescolar gratuita). Si a todo esto añadimos que la mayor parte del coste de la reproducción recae sobre las mujeres, la infecundidad está servida”. Este es la conclusión final de los autores del trabajo, Albert Esteve, Daniel Devolder y Andreu Domingo, que muestran su perplejidad por el poco debate que genera el hecho que “una de cada cuatro mujeres no pueda cumplir sus expectativas" de tener hijos por cuestiones sociales.