Análisis
Fin del abuso por sistema
Pederastia, 'bullying' y violencia de género son los tres ángulos oscuros que deben ser erradicados de nuestras escuelas públicas y privadas, laicas o religiosas
Xavier Martínez-Celorrio
Profesor de Sociología de la Universitat de Barcelona.
XAVIER MARTÍNEZ CELORRIO
El fundamento básico de la convivencia es la confianza. Otorgar confianza supone que las relaciones, transacciones y servicios son previsibles y seguros al responder a las expectativas positivas que esperamos. Ahora bien, cuando se rompe la confianza, se pierde un capital intangible mucho más trascendente y valioso que el capital económico. El 'spotlight' destapado por EL PERIÓDICO sobre casos de pederastia en los maristas ha hundido la confianza que las familias tenían en esa orden religiosa.
Los maristas son una marca dañada y con una capacidad de piedra a la hora de pedir perdón público y reparar a las víctimas. Su gran aliado es un sistema judicial y un código penal que, incomprensiblemente, considera prescritos los delitos. ¿Acaso el delito de abuso a menores no impacta en su desarrollo, en su autoestima y dignidad, no deja secuelas y daño moral de por vida? Un código penal que lo niegue responde a valores patriarcal-autoritarios de desprecio a los menores. ¿Cuándo lo cambiaremos para que ese delito no prescriba nunca?
La declaración de ayer del Parlament ha de ser el punto de inflexión. Determina reforzar la formación preventiva de los profesionales (educadores, monitores, médicos, policías y hasta fiscales). También garantiza que todas las escuelas tomen en serio los protocolos existentes como de obligado cumplimiento y con duras sanciones. A la vez, facilita trámites y canales para denunciar y prestar amparo y protección a las víctimas que se atrevan a hacerlo público.
TRES ÁNGULOS OSCUROS
Como sociedad éticamente madura y equilibrada debemos erradicar toda forma de abuso, acoso y dominación hacia la infancia o entre menores. Pederastia, 'bullying' y violencia de género son los tres ángulos oscuros que deben ser erradicados de nuestras escuelas públicas y privadas, laicas o religiosas. Basta de encubrimientos y de minimizar los hechos. La tolerancia social hacia esas tres bestias es la semilla de un futuro darwinista, bárbaro e inmoral.
Auditemos todos los colegios religiosos como espacios de riesgo de la pederastia, no solo los colegios maristas. Abramos la caja negra que deja impunes y fuera de inspección a las órdenes religiosas. Las que son íntegras, nada han de temer. No hablamos de casos aislados o de depredadores sexuales individuales. Es todo un sistema instituido de encubrimiento donde el abuso a menores ha hallado el secreto, invisibilidad y discreción que le permiten reproducirse como un sistema a lo largo del tiempo. Han fallado protocolos y todos los agentes (dirección del centro, Generalitat, Mossos, fiscalía...). Toda la cadena de confianza se ha derrumbado y los escombros han roto y herido vidas frágiles de unas víctimas que han de ser reparadas. Basta de amparar el abuso por sistema. No nos representa.
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