"La prioridad es ganar personas, no partidos"

Entrevista con Carles González y Pere Alastrué ideólogos del proyecto de deporte escolar Juga Verd Play, del Baix Llobregat

Pere Alastrue, psicólogo en su consulta de Manresa.

Pere Alastrue, psicólogo en su consulta de Manresa. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Son los padres de la criatura. Carles González, pedagogo y profesor de INEF, y Pere Alastrué, psicólogo especializado en deporte, infancia y juventud, concibieron el <strong>Juga Verd Play </strong>a demanda del Consell Esportiu del Baix Llobregat. Una bicefalia que se justifica por la ambición del proyecto y por la complejidad de impulsar un modelo que armonice el comportamiento de todos los actores que intervienen en una prueba deportiva sin olvidar su componente formativo ni desvirtuar su sentido competitivo.

¿Qué carencias presenta la competición deportiva infantil que hicieran necesario un sistema de puntuación alternativo al tradicional?  Pere Alastrué El deporte de base es una mentira encubierta, una hipocresía que nos asegura que educa en valores y en realidad los únicos objetivos que refuerza son ganar partidos. Se nos llena la boca con el fair play, pero ¿cuántas acciones concretas apuestan por educar conductas en el deporte de base?

¿Cuál es el objetivo de Juga verd Play?  P. A. La clave es redefinir el modelo de éxito. Poder explicar a los chavales que ser indulgentes, respetuosos y tolerantes con los demás te permite ganar un partido más allá de lo que diga el marcador. Es fomentar otra dinámica y acuñar una nueva definición de victoria.

El comportamiento de los adultos es clave para entender este modelo. Carles González El proverbio africano dice que para educar hace falta toda la tribu. Era irrenunciable implicar de una forma diferente al público y a los entrenadores. Las familias se sienten partícipes de lo que pasa en el encuentro porque pueden votar con la app a los jugadores del equipo rival y el tutor de grada, otro padre, evalúa la actitud y pacifica posibles conflictos. Y además, si hay problemas, queremos que al llegar a casa el niño toque la fibra a los padres y les diga que si se comportan mal les hacen perder.

Hay quien opta por una clasificación paralela, que valore la actitud al margen de los resultados.  C. G. Esa clasificación no tiene en cuenta tanto como la integrada que el deporte en edad escolar es sobre todo un instrumento educativo. No estamos aquí para ganar partidos, sino para ganar personas. Personas de Champions. Quien piense que esta clasificación desvirtúa la competición no ha entendido nada. Si ganar es lo más importante, los valores que queremos inculcar se convierten en contravalores.

¿La medida está consiguiendo potenciar la formación de los chicos y mejorar la actitud de los adultos? P. A. Hay un cambio de conciencia innegable. Los padres acogen con satisfacción que puedan tener control y votar sobre determinadas conductas. Los árbitros o dinamizadores pueden sacar tarjeta verde y hacerte ganar. Se transforma el ambiente negativo, el niño disfruta plenamente y eso se percibe. Nuestro ideal es que el proyecto acabe por extinguirse. Que todos se comporten de forma cívica y no tenga sentido dar puntuaciones más allá del resultado.

¿Sois partidarios de trasladar el modelo al deporte federado de base?  C. G. Una clasificación integrada sería utópica, pero una en paralelo, aportaría mucho. Y también lo aplicaría al deporte base individual. Entiendes todo lo necesario que es cuando ves una competición de gimnasia rítmica infantil, cierras los ojos y crees que estás en los Juegos. ¡Tienen tanta presión esas chicas! ¿Cómo pueden acabar incluso con puntos negativos niñas que, lo hagan mejor o peor, se dejan la piel en cada entreno?