JUICIO POR UN FILICIDIO

Veredicto unánime: los padres sedaron y asfixiaron a Asunta

Rosario Porto, en primera fila, y Alfonso Basterra, detrás de ella, durante la lectura del veredicto, ayer.

Rosario Porto, en primera fila, y Alfonso Basterra, detrás de ella, durante la lectura del veredicto, ayer.

MANUEL VILASERÓ / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un rotundo y unánime veredicto de culpabilidad puso este viernes fin al juicio por la muerte de la pequeña Asunta Yong Fang. El crimen fue planeado y ejecutado por sus padres, la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra, que la drogaron para poder matarla «sin que pudiera defenderse», según el jurado popular, que no ha considerado relevante ninguna de las lagunas y contradicciones de la investigación surgidas durante la vista oral. Del móvil que les llevó a cometer a sangre fría un acto tan inconcebible el tribunal no dijo ni una palabra. No forma parte de su tarea encontrar el porqué y este, probablemente, nunca llegará a conocerse.

Salvo que los recursos a instancias superiores le sean favorables, a la pareja le esperan muchos años de cárcel. El magistrado que ha presidido la vista, Jorge Cid, empezará el martes a redactar la sentencia.

18 Y 20 AÑOS DE CÁRCEL

El juez tendrá sobre la mesa la petición de 18 años de cárcel formulada por el fiscal y la de 20 años planteada por la acusación popular de la Asociación Clara Campoamor. Ambos coincidieron en calificar los hechos de un delito de asesinato con premeditación y alevosía. El fiscal añadió que, de haberse juzgado bajo el nuevo Código Penal, la pena hubiera sido «la prisión permanente revisable por tratarse de una menor de 16 años».

Aunque en el relato de los hechos el jurado considera probada la existencia de premeditación y alevosía, la abogada del periodista, Belén Hospido, pidió para su defendido solo 12 años, al rebajar la calificación a homicidio. José Luis Rodríguez Aranguren, el letrado de Charo, pidió solo una rebaja a 17 años y medio.

El jurado ha asumido íntegramente la versión de la acusación popular en su respuesta a las 21 cuestiones planteadas por el presidente del tribunal. El veredicto considera probado que, como mínimo desde tres meses antes del asesinato, los acusados «suministraron repetidamente» a la niña un medicamento que contenía lorazepam (Orfidal). Un sedante que «Alfonso Basterra, en ejecución del plan acordado, retiró al menos en tres ocasiones de un despacho farmacéutico». Adquisiciones que siempre coincidían con los episodios de sedación de la menor relatados por varios testigos.

COMIDA FAMILIAR

El 21 de septiembre del 2013, los progenitores comieron con Asunta en el domicilio de Basterra y le suministraron una cantidad tóxica de lorazepam para, «cuando hiciera efecto, asfixiarla». Luego Porto subió con la niña en su Mercedes a la casa familiar de Teo, donde ambos la asfixiaron entre las 18.33 y las 20.00 horas «por medio de la compresión que le aplicaron en la boca y la nariz».

Frente al dudas expresadas por el fiscal, el veredicto sostiene que Basterra también subió a la casa de Teo en el coche y argumenta que en la grabación de una gasolinera donde se ve a la madre con la niña el ángulo no permite comprobar si hay algún pasajero más en los asientos traseros. Para sostener esta tesis, se da especial credibilidad al testimonio que dijo ver a Basterra y Asunta juntos en la calle en la hora que él aseguró que estaba en casa. Basterra habría regresado antes que su mujer a Santiago, pero no se especifica cómo lo hizo.

El relato concluye afirmando que Porto se dirigió a la pista de Teo, donde se deshizo de la pequeña dejando en el lugar parte de las cuerdas con que la habían atado. Estas eran las mismas, según el jurado, que las halladas por la Guardia Civil en la casa familiar y que la acusada intentó ocultar durante el registro.