PERSONAL SANITARIO

Instalados en la situación límite

El personal sanitario, que soporta la presión de los recortes y una gran pérdida salarial pero salva la calidad asistencial, exige más presupuesto y ser gestor de su trabajo

ÀNGELS GALLARDO

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Los cinco profesionales de la sanidad catalana reunidos por EL PERIÓDICO para hablar de política y del 27-S ignoran cómo se financiaría el sistema sanitario público en una Catalunya independiente. Aseguran que ningún político promotor de la separación lo ha explicado y que existen posiciones enfrentadas sobre este punto en la coalición que la defiende. Pero en todo caso no temen que el Govern que surja de las urnas desmonte el actual modelo sanitario público, más que nada, dicen, porque los políticos tienen otros asuntos a los que dan más prioridad que a la salud.

El tema del momento se plantea: ¿Y si nos gobernara una Generalitat independiente? Silencio. "Nadie sabe cómo se financiaría -interviene Josep Maria Vinué (57 años), médico y secretario técnico del Hospital del Mar-. Puedes leer lo que opinan los economistas de una y otra opción, pero no queda claro". "¿Qué capacidad de recaudar impuestos tendría Catalunya?", se pregunta. Nadie lo sabe, y la sanidad pública se financia por esa vía. Coinciden en las incógnitas. "Existe consenso entre economistas favorables o contrarios a la independencia en mantener el actual PIB sanitario -indica Javier Ruiz (60 años), médico en el Hospital IDC Salut Sagrat Cor- pero no veo intención de aumentar el gasto per cápita", de los más bajos de España.

CAMBIOS

"Dentro de Junts pel Sí hay opiniones muy enfrentadas -explica Vinué-. Todo dependería de la tendencia que triunfara: unos apuestan por implantar sistemas de seguro libre [que cada cual se pague su mutua privada, y una red sanitaria de mínimos para el resto] y otros defienden una sanidad pública de acceso universal como la entendemos ahora. En medio, hay variables. Cada vez que debaten este tema, se tensa la cuerda en esa coalición".

Sí esperan tras el 27-S, ocurra lo que ocurra, cambios organizativos. De forma unánime, exigen que el personal sanitario se incorpore a los órganos de gestión del sistema, y una inmediata mejora en la financiación que restaure los 1.400 millones de euros anuales que la red asistencial ha perdido desde el 2011. Trabajan "al límite" de sus fuerzas, sostienen al unísono, y alertan de que no soportarán esa situación «cuatro años más». «Ya no nos pueden apretar más. Hemos aguantado, pero no lo soportaremos mucho más tiempo», sintetiza Àngels Escorsell (50 años), hepatóloga en las uci del Hospital Clínic, que pone sus esperanzas en un Gobierno independentista. Cree que mejoraría la situación, pese a la "completa incógnita" de cómo se financiaría la sanidad.

SEMICOLAPSO

"Tenemos un sistema de salud potente, con muy buenos profesionales, pero está masificado, semicolapsado y sin recursos", lamenta Francisco Marín (43 años), médico de familia en un centro de asistencia primaria (CAP) de El Prat de Llobregat. "Trabajamos con sobrecarga física y emocional, sin poder descansar. No se sustituye a los médicos que hacen vacaciones o enferman -prosigue Marín, visiblemente preocupado-. Mis pacientes esperan entre tres y cuatro semanas para ser visitados". Marín hace extensiva esa grave demora a todos los CAP del Baix Llobregat. El  'conseller' de Salut, Boi Ruiz, aseguró hace cuatro meses que las esperas para ser visitado en un CAP -puerta de acceso al sistema- no superarían las 48 horas. "Esas demoras para ver al médico de familia provocan que los pacientes se vuelquen en las urgencias de los CAP y las colapsen", advierte Juanjo Sánchez Requena (49 años), enfermero del CAP La Sagrera.

Javier Ruiz critica el método -"a saco, sin consultarnos"- con que la Generalitat aplicó los importantes recortes presupuestarios. "No identificaron los procedimientos que merecían ser salvados por el beneficio del paciente. Solo pensaron en la eficiencia económica", dice. "Si no ha estallado el clamor social por las mermas que ha sufrido la red asistencial es porque los profesionales se dejan la piel para que todo funcione. Hace tiempo que se tocó hueso", alerta Vinué. Sánchez Requena insiste en la precariedad financiera del sistema. "Catalunya es la decimocuarta comunidad española en dinero per cápita destinado a la asistencia sanitaria. El Govern no ha dado prioridad a la sanidad", asegura.

REPERCUSIÓN

Escorsell reclama "orden y racionalización" en la oferta sanitaria. "Hay corrupción y mala praxis: no es necesario que en una ciudad como Barcelona haya 10 cirujanos cardiovasculares de guardia permanente, tal vez con dos bastaría. Los ciudadanos, por su parte, deben tomar conciencia de que no pueden ir al hospital ante el mínimo malestar -dice-. Esto no es Suecia, hay que racionalizar. Y el gasto que se evite debe quedarse en la sanidad pública, no dárselo a los bancos". Hay consenso también entre estos profesionales en que las abultadas listas de espera quirúrgicas y diagnósticas consecuencia de los recortes están afectando a la calidad de vida de los pacientes, pero no a su supervivencia. "El CatSalut presiona a los hospitales para que las reduzcan -afirma Vinué-. Las esperas encarecen el sistema y perjudican a las personas: van más al médico, están de baja laboral, consumen más fármacos...". "Las listas de espera son socialmente caras", acota Javier Ruiz. Salut las reduce contratando quirófanos a centros privados. "No aguantaremos mucho más así, y con un recorte de sueldos del 20% como media», concluye Escorsell. "¡Hemos sufrido un expolio!", se indigna Sánchez Requena.