La incorporación de las nuevas tecnologías

Las mujeres recortan la brecha digital respecto de los hombres

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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La brecha digital (las diferencias en el uso de las nuevas tecnologías) no solo existe entre jóvenes y mayores sino entre hombres y mujeres, y entre países. Pero contrariamente a lo que se puede pensar, los números demuestran que en el sur de Europa, y concretamente en Catalunya y España, las mujeres no están tan lejos de los varones respecto a cuántos dispositivos utilizan y con qué frecuencia. La auténtica diferencia, según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), está en qué saben hacer con ellos. Además, esta brecha varía, y mucho, según los países.

«Las diferencias entre sexos en el uso de la tecnología está en qué competencias se tienen. En los países más digitalizados de Europa, que suelen ser los nórdicos, la brecha entre sexos es mucho más pronunciada que en los países del sur», explica el investigador José Luis Martínez Cantos, del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC, basándose en parámetros de la oficina europea de estadística, Eurostat.

«Los indicadores sobre el uso de dispositivos se van acercando con el tiempo, pero la diferencia en habilidades complejas se mantiene», señala. Es decir, que aunque unos y otras ya casi acceden por igual a los dispositivos, los hombres todavía los manejan mejor. Además, Martínez Campos ha descubierto que «las brechas no se hacen menores allí donde el nivel medio de habilidades digitales es mayor, sino que por regla general se amplían. Es decir, hay  mayores diferencias entre hombres y mujeres en los países nórdicos. En Suecia, por ejemplo, el porcentaje de mujeres con alto nivel de habilidades informáticas es un 25% y el de hombres un 51%, lo que implica una considerable brecha de 26 puntos. En cambio, en España, las mujeres parecen estar en mejor situación relativa respecto a los hombres. Ellas alcanzan un nivel de habilidades bastante cercano al de las europeas más punteras; sin embargo, ellos están a mucha distancia de los europeos más avanzados».

Las razones, según el investigador, hay que buscarlas en el sistema educativo nórdico, que ha primado la mayor familiaridad profesional con las máquinas. Sin embargo, la tendencia es general. No hay un parámetro de competencias digitales en la Unión Europea en que las mujeres desbanquen a los hombres.

TIEMPO A FAVOR / Los hombres han sido los primeros en adoptar las nuevas tecnologías, y aún más si vivían en ciudades y tenían mediana edad. Con el tiempo, las diferencias se han ido acortando y las mujeres han incorporado las novedades tecnológicas a su vida diaria. Así, si en el 2006 el porcentaje de hombres españoles que tenían móvil era el 84,40% y se situaba tres puntos porcentuales por encima del de las mujeres, en el 2014, la diferencia ya es solo de 0,5 puntos, en torno al 95% de la población en ambos casos, según el INE.

Lo mismo ocurre con el uso de internet y del ordenador. La diferencia de ocho puntos que había en el 2003 a favor de los hombres se ha reducido a la mitad 11 años después, conforme el uso de las tecnologías se ha ido extendiendo entre la población, según datos del INE recogidos por el Instituto de la Mujer, aunque las mujeres se conectan algo menos.

Pero este acercamiento se estanca cuando se entra en las habilidades avanzadas. Si en el 2003, apenas el 5,7% de los hombres y el 3,5% de las mujeres compraba en internet, en el 2014, la diferencia se había ampliado al 30,1% de los hombres por el 25% de las mujeres. Pero, en cambio, son las mujeres las que más reservan viajes y piden citas al médico. También hay más mujeres que mantienen un blog o un perfil en una red social, mientras que hay más hombres que tienen consola o descargan ebooks, según el INE.

Según los datos de Eurostat que maneja la UOC, hay grandes diferencias en competencia a la hora de instalar una impresora, usar una fórmula aritmética en una hoja de cálculo, actualizar el sistema operativo del ordenador o enviar un correo con ficheros adjuntos. La brecha, sin embargo, es menor en el uso de internet, donde ambos sexos muestran destrezas semejantes.