Gente corriente

Sifa Suljic: "Sí, voy a enterrarlo, pero dices: ¿qué voy a enterrar?"

Este domingo viaja de Sant Celoni a Sarajevo para enterrar a su padre, asesinado en Srebrenica.

«Sí, voy a enterrarlo, pero dices: ¿qué voy a enterrar?»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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Son días aciagos para Sifa Suljic: este fin de semana tiene previsto conducir hasta Sarajevo para reunirse allí con su madre e ir juntas al cementerio de Potocari, donde están enterradas las víctimas de la masacre de Srebrenica. Se encuentra a seis kilómetros del lugar de la matanza. El cadáver de su padre fue identificado en el 2012, y ahora están obligadas a llevar a cabo la inhumación: o eso o los restos irían a dar a una fosa común.

-Pero... ¿Por qué no lo enterraron antes?

-Porque esperábamos que aparecieran más restos. Lo único que han encontrado son dos huesos de los brazos, la parte del hombro hasta el codo y la mitad de la mandíbula.

-Supongo que ir allí es revivir el horror.

-Cada vez que vamos se abren las heridas. Sí, voy a enterrarlo, pero dices: ¿qué voy a enterrar? ¿Y si el año que viene aparece otra parte? Otra vez habrá que desenterrar y ponerlo ahí, y eso es un drama para las familias. Pero no puedes hacer más. Si me hubieran dicho hace 20 años que iba a vivir así, yo habría dicho: 'Estáis locos, yo no pienso vivir eso'.

-¿Estaba en Srebrenica cuando la masacre?

-No, vivía en Sarajevo. Me había casado y me había ido en el 91. En Sarajevo nació mi hija: cuando empezó la guerra no tenía ni 3 meses. Pero en Srebrenica estaban todos: mi padre, mi madre y todos mis hermanos.

-Y aparte de su padre, ¿los demás pudieron salvarse?

-Como todas las mujeres del pueblo, mi madre y mis hermanas se refugiaron durante dos días en la fábrica donde estaban los cascos azules. Allí vieron de todo, de todo, hubo muchas violaciones… A mis hermanas, que eran muy jóvenes, mi madre las disfrazó de embarazadas para evitar que las tocaran.

-¿Y los hombres?

-Los hombres huyeron por la montaña, hacia Tuzla. Algunos llegaron y otros no. Por mala suerte, de los míos no llegó nadie.

-Su padre y…

-Y mis dos hermanos. A mi hermano pequeño lo cogieron primero y fue el primero que encontraron, en el 96, en una de las primeras fosas que abrieron. Por suerte estaba todo entero. Del otro no sabemos nada, aún no ha aparecido en ningún sitio.

-Y usted, ¿cómo acabó en Sant Celoni?

-Un largo viaje. Primero, gracias a la Cruz Roja, mi niña y yo pudimos salir de Sarajevo e ir a Skopje, en Macedonia.

-¿Y su marido?

-Mi marido se quedó a luchar. Lo movilizaron y lo mandaron al frente. Como había hecho la mili lo tenían fichado.

-¿Lo volvió a ver?

-Sí, lo hirieron tres veces, pero sobrevivió y vivió un tiempo aquí. Pero la guerra deja muchas secuelas, él también perdió familia, como yo, y no supo afrontarlo. Hace seis años nos tuvimos que separar.

-Entiendo. Me contaba cómo llegó aquí.

-Sí. Estando en Macedonia salió por televisión que España acogía a refugiados y no tenías que pagar el transporte. Yo presenté la solicitud y llegué a Vitoria. Y luego vine aquí porque había familias del pueblo que se ofrecían a ayudar. Me dieron alojamiento, me ayudaron con la niña y luego a buscar trabajo, al principio limpiando casas. Luego empecé a tener más contactos y conseguí trabajo en un restaurante.

-¿Y ahora qué hace?

-Sigo allí. Yo tengo estudios de Comercio,  que hice en mi país, pero nunca he podido hacer nada relacionado con eso.

(Para conmemorar los 20 años del genocidio, la Fundació Districte 11 City to City, con el apoyo de Solidaritat UB, organiza el día 11 la lectura de los nombres de las víctimas en el Born Centre Cultural. Inscripciones en http://11juliol.districte11.org).