BATALLA MEDIOAMBIENTAL

Francia pone coto a la energía sucia a 6 meses de la cumbre climática

Vista aérea de París durante un episodio de contaminación atmosférica, en diciembre del 2013.

Vista aérea de París durante un episodio de contaminación atmosférica, en diciembre del 2013.

EVA CANTÓN
PARÍS

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Con la vista puesta en la cumbre del clima que se celebrará en París a finales del 2015, Francia quiere dar muestras de sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático con una nueva ley energética que pretende iniciar la transición hacia una economía verde. El Gobierno se ha marcado el objetivo de dejar en un 50% (ahora es el 75%) el porcentaje de energía nuclear que interviene en la producción de electricidad de aquí al 2025 y reducir a la mitad su consumo energético en el 2050. Las renovables deberán pesar más y las fósiles menos, de forma que en 15 años Francia multiplique por dos el uso de energías limpias y reduzca al 30% el uso de las sucias.

El sector del transporte y el de la vivienda se verán obligados a renovarse para contribuir menos a la emisión de CO2 a la atmósfera. Así, por ejemplo, las administraciones públicas tendrán que renovar su flota de vehículos para que la mitad de ellos sean limpios, incorporando paulatinamente los coches eléctricos. Y se quiere combatir la precariedad energética y garantizar el acceso a las energías limpias sin un coste excesivo para los hogares.

La lucha contra el derroche alimentario -que impedirá a los supermercados tirar a la basura la comida que no vendan- o la prohibición de ofrecer bolsas de plástico a partir de enero del 2016 también forman parte de un texto que la ministra de Ecología, Ségolène Royal, cree «ejemplar» porque sitúa a Francia «en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático» a seis meses de la conferencia de las Naciones Unidas que se celebrará en la capital francesa.

RECTA FINAL EN LA ASAMBLEA

«Francia es el primer país en dotarse de una legislación global con acciones concretas y el primero en Europa en trasponer en la ley los compromisos para la Europa de la energía», dijo ayer Royal en la Asamblea Nacional, donde el proyecto encaró la recta final de su trámite parlamentario al ser aprobado en segunda lectura por 308 votos a favor y 217 en contra. Su aprobación definitiva se espera para finales de junio, tras volver a pasar por el Senado.

Según la ministra, el nuevo modelo permitirá un mix energético «equilibrado» que abrirá a las empresas expectativas de inversión y creará unos 100.000 empleos vinculados a la transición energética y a la economía verde. Para ello, se contemplan acciones concretas, como incentivos fiscales o el apoyo del Banco Público de Inversiones. Se creará, asimismo, «un fondo de transición energética para el crecimiento verde».

La ley está lejos de contentar a todo el mundo. Pero aunque no cumpla al cien por cien con los retos que plantea la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, asociaciones ecologistas y sindicatos admiten los avances. «No es perfecta, pero da una señal», admite Matthieu Orphelin, de la Fundación Nicolas Hulot. Mientras, la portavoz del sindicato CGT, Marie-Claire Cailletaud, lamenta que el debate se haya focalizado en la cuestión nuclear y se haya descuidado «el corazón del problema», que a su juicio es el sector del transporte, que fue el responsable del 27% del total de emisiones en el 2011.

Para la oposición parlamentaria, el principal problema de la ley es que plantea objetivos «totalmente irreales». «Tal y como está, sobre todo en lo que respecta a la cuestión nuclear, la ley será absolutamente imposible de poner en marcha, salvo que se lleve al país a la ruina», señalaba en Le Parisien el diputado Hervé Mariton, de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido de Nicolas Sarkozy.

El Ejecutivo francés prevé destinar un fondo dotado con 5.000 millones de euros para financiar las iniciativas enmarcadas en la ley de transición energética. Contempla asimismo duplicar los préstamos del Banco Público de Inversiones por un valor de 800 millones de euros anuales destinados a empresas y particulares. Los consumidores podrán estar mejor informados sobre su consumo energético gracias a contadores inteligentes de gas y luz. «De la lucha contra el cambio climático podemos hacer una oportunidad para salir de la crisis», resumió ayer la Ségolène Royal.