DERECHOS HUMANOS

"Me siento anulada"

Un juzgado de Badalona negó a una mujer con discapacidad la posibilidad de solicitar en su propio nombre la restitución del sufragio

Dolors Torrents, 44 años 8 Ha recurrido la sentencia que le retira el derecho de votar.

Dolors Torrents, 44 años 8 Ha recurrido la sentencia que le retira el derecho de votar.

E. P. / BARCELONA

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Dice Dolors Torrents, de 44 años, que la entrevista con este diario le ha hecho reflexionar sobre su vida. "Soy discapacitada y no puedo votar a causa de una sentencia que me lleva a la incapacitación. Las personas que he conocido a lo largo de mi vida, tan válidas como las demás, también son discapacitadas. Lo que pasa es que las familias y la gente no nos quieren entender. La palabra discapacidad no me gusta nada, es una palabrota que no nos queda bien".

Su tono de voz calmado la delata. Dolors dedica gran parte de su tiempo al arte, pinta óleo y grabado. Vive en un piso tutelado con otra mujer con discapacidad y su grado de autonomía es alto. También es voluntaria en el Banc dels Aliments de Càritas. "Como empecé a hablar tarde, pintaba para poder comunicarme y expresarme", explica Dolors.

Hace 10 años que no figura en el censo. A los 34, en el proceso de modificación de la capacidad, le retiraron el derecho de sufragio. "Hasta entonces yo votaba, y tenía claro a quién", dice. Sobre su situación actual se muestra dolida. "Me molestó que me quitaran el derecho de voto porque es como si no tuviera opinión, me siento anulada", dice.

Solo hace dos años se enteró de que podía recuperar el derecho perdido. Entonces pidió asesoramiento y el abogado de la entidad Aspanin, Jordi Grinyó, recurrió ante el juzgado número 7 de Badalona la sentencia que le había retirado el voto a Dolors. El magistrado desestimó la solicitud porque consideró que no podía hacerla ella misma. "El juez consideró erróneamente que Dolors no podía hacerlo, sino su madre en su nombre, cuando la sentencia de incapacitación no le había retirado el derecho de pleitear en nombre propio, es decir, le han negado el derecho a exigir un derecho", lamenta Grinyó. El abogado apeló está decisión hace dos meses al considerarla "injusta y discriminatoria".

Cuenta Dolors que durante toda su vida ha estado rodeada de personas con discapacidad intelectual y ha propuesto a la federación Dincat llevar a cabo más charlas sobre los derechos del colectivo. "Nosotros tenemos derechos y somos personas dignas", dice. Las palabras "derecho" y "dignas" las escribe en mayúsculas.

Una lucha optimista

Con respecto a los jueces, tiene un mensaje: "Tengo criterio, pensamiento y una forma de ser, pido a los jueces que se pongan al día, que el tiempo pasa". Aunque considera que la justicia es lenta, Dolors es optimista sobre la resolución de su caso. "Tengo la esperanza de que me devuelvan el voto". También invita a todos aquellos familiares y afectados para que luchen por su derecho y recurran las sentencias. Cree que los que no lo hacen, no son del todo conscientes de la trascendencia de lo que se está reclamando.

Dincat exige la restitución del derecho de voto, sin atender a grados de discapacidad. "Es un derecho de todas las personas. Las personas con discapacidad deben gozar de una vida plena y tienen que participar en la toma de decisiones que les afectan, como el resto de ciudadanos".