Teresa Romero: "Tenemos la mejor sanidad pese a la nefasta gestión política"

La auxiliar de enfermería sostiene qué no sabe que falló para que se contagiara

Teresa Romero antes de la rueda de prensa.

Teresa Romero antes de la rueda de prensa. / periodico

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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La auxiliar de enfermería infectada de ébola Teresa Romero ha abandonado este miércoles el Hospital Carlos III dando las gracias a los compañeros que le han salvardo, pero solo a ellos. "Tenemos la mejor sanidad del mundo, profesionales abnegados que pese muchas veces a la nefasta dirección política, han sido capaces de obrar el milagro", ha manifestado en una breve declaración ante los medios de comunicación en la que se ha mostrado visiblemente emocionada, a un paso del llanto en varios momentos.

Respecto a la gran incógnita de como se contagió, Romero no ha despejado las dudas. "No sé lo que falló, ni siquiera sé si fallo algo... sólo sé que no guardo rencor ni reproches", ha señalado, desmintiendo así una vez más las afirmaciones de que reconoció que se había tocado la cara con un guante al quitarse el traje.

Teresa Romero ha comparecido antes de las 14 horas acompañada de su marido, Javier Limón y de un grupo de compañeros. Mientras se dirigía al salón de actos del hospital, sentada en silla de ruedas, ha sido aplaudida por trabajadores del centro. Ya en la sala, otro grupo de empleados también la ha recibido con sonoros aplausos y al grito de "¡Vamos Tere!".

"DARÉ MI SANGRE HASTA QUEDARME SECA"

Romero, que ha reconocido que aún está "débil" y ha pedido "tranquilidad", ha señalado que espera que su contagio sirva, como mínimo, para "investigar la enfermedad". Y se ha ofrecido donar su sangre con anticuerpos para los infectados. "Si mi sangre sirve para curar a otras personas aquí estoy, la daré hasta quedarme seca", ha añadido.

Su marido ha tenido que leer la parte final de la declaración dedicada a la muerte del perro Excalibur porque ella no era capaz. "Era como el hijo que nunca hemos tenido al que ejecutaron sin darnos la oportunidad de alegar", ha dicho Limón, que ha recordado que Estados Unidos demostró que su muerte no era necesaria.

No era el día de hablar de las demandas judiciales anunciadas por su marido, Javier Limón, y el letrado de ambos, José María Garzón. Este abogado, del que ha dicho que tiene toda su "confianza", será el que "irá comunicando" las acciones legales que vayan a emprederse, ha advertido. Ahora lo que desea es "recuperar la tranquilidad" rodeada con su familia, sin cuyo apoyo no hubiera podido "salir adelante". En cuanto pueda partirá para su pueblo natal de Becerreá (Lugo) para reunirse con su madre.

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