Crisis sanitaria internacional

Una niña procedente de Guinea, primer caso de ébola en Mali

Sanitarios inspeccionan a viajeros procedentes de Guinea, en el aeropuerto de Abidjan, en Costa de Marfil.

Sanitarios inspeccionan a viajeros procedentes de Guinea, en el aeropuerto de Abidjan, en Costa de Marfil.

BEATRIZ MESA / BAMAKO
IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El cuarto caso de ébola detectado en EEUU y el primero registrado en Mali pusieron ayer de manifiesto una vez más el riesgo de que la epidemia del virus hemorrágico se extienda allende las fronteras de Liberia, Sierra Leona y Guinea, donde ya ha causado casi 5.000 muertes.

La afectada en Mali es una niña de 2 años llegada desde la vecina Guinea. El Ministerio de Sanidad maliense informó de que la contagiada llegó «acompañada de su abuela» y aseguró que conoce el camino que siguió hasta ser ingresada en un hospital de Kayes. Asimismo indicó que las personas que han tenido contacto con ella «han sido inmediatamente identificadas y puestas en cuarentena». La menor quedó huérfana de padre y presuntamente también de madre en Guinea a causa del ébola.

La niña, señaló la OMS, fue llevada al médico el lunes pasado con 39 grados de fiebre. Tosía, le sangraba la nariz y en sus deposiciones había sangre. El martes quedó ingresada.

«No tenemos medios. Podemos colocar todas las barreras del mundo, pero el virus es difícil de frenar», aseguraron a EL PERIÓDICO fuentes del Ejército. En los puestos fronterizos con Guinea se toma la temperatura a los viajeros. En las aldeas fronterizas solo existen brigadas de voluntarios que vigilan cualquier síntoma febril.

OTRO ENFERMO EN EEUU / El primer caso detectado en Nueva York es Craig Spencer, un doctor de 33 años que estuvo en Guinea con Médicos sin Fronteras. Salió de África el 12 de octubre y, tras pasar por Bélgica, llegó el día 17 al aeropuerto JFK, uno de los cinco de EEUU que toman la temperatura a los pasajeros procedentes de Guinea, Liberia y Sierra Leona. No tenía fiebre.

El martes pasado, el doctor, que se ponía el termómetro a diario, empezó a sentirse débil pero seguía sin fiebre. El miércoles fue a correr, paseó por el parque de la Highline en Manhattan, fue desde su apartamento en Harlem a Brooklyn usando dos líneas de metro, estuvo en un restaurante y en una bolera y volvió a casa en un coche de Uber. El jueves por la mañana se encontró mal y se detectó por primera vez fiebre, 39,4 grados, tras lo que llamó a MSF, que avisó a las autoridades. Estas enviaron una ambulancia y personal con equipos especiales de protección.

La novia de Spencer y dos amigos que estuvieron en contacto han sido puestos en cuarentena obligatoria por 21 días y serán visitados a diario.

El alcalde, Bill de Blasio, fue una voz de cordura. Recordó que también en los primeros días de la crisis del sida corrieron rumores sobre contagio por el aire que se demostraron falsos. Pidió a los inmigrantes que lleguen de África que no se preocupen por su estatus migratorio o su situación financiera y si presentan síntomas acudan a un hospital, donde «no se les pedirán papeles y se les atenderá aunque no puedan pagar las facturas». Y, ante propuestas que piden realizar análisis a todos los voluntarios que hayan tratado enfermos en África, recordó que no hay que estigmatizar a las «personas que van allí a servir: son quienes van a acabar con esta crisis».