MÉTODO PARA ACABAR CON EL FRAUDE

FGC implanta un eficaz sistema para pillar a los que se cuelan

El interventor Antonio Pazo muestra su móvil con la alerta y las imágenes de la infracción simulada.

El interventor Antonio Pazo muestra su móvil con la alerta y las imágenes de la infracción simulada.

CRISTINA BUESA / Barcelona

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En el 2001, el 7% de los viajeros de las líneas de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) se colaban. En el 2013, fue el 0,041%, una cifra casi testimonial. No obstante, muchos de los que todavía siguen utilizando el transporte ferroviario sin pagar usan un sistema que subleva a los pasajeros que sí abonan su trayecto: atraviesan el acceso pegados a la espalda de quien acaba de validar su título y, aprovechándose del mínimo lapso de tiempo que da la barrera de cristal, entran en la estación. Un comportamiento que, además, al ser visto por el resto de usuarios genera rabia y frustración cuando no algún enfrentamiento verbal al reprocharles su acción. A partir de ahora, lo tendrán más difícil.

Desde hace ocho meses la operadora ferroviaria prueba un método pionero que aspira a acabar con esta práctica. Lo ha testado en uno de los accesos de la estación de Provença, en Barcelona, una de las más transitadas de la compañía. Satisfecha con los resultados, ha decidido que antes de que acabe el 2014 implantará este sistema de control del fraude, denominado Detector, en el resto de entradas de esa misma parada y también en las de Muntaner y Catalunya.

«Este es el único fraude que se nos escapaba», confiesa el director de FGC Operadora, Oriol Juncadella. «Sabemos por experiencia que, en este campo, dejar de hacer cosas, dejar de invertir, es sinónimo de que aumenta de nuevo, poco a poco, el nivel de  defraudadores», prosigue.

Vigilantes perspicaces

La cámara del acceso de Provença es pequeña, pasa inadvertida. De hecho, externamente es como cualquier otra de las que hay repartidas por las estaciones de las líneas  Llobregat-Anoia o del Vallès. Está colocada estratégicamente enfocando los cuatro carriles de validación de tarjetas para acceder a las vías, en la boca de la calle de Rosselló. El software instalado genera una alerta en tiempo real cuando capta que dos personas atraviesan las puertas de cristal pero solo se ha pasado un billete por la máquina.

El defraudador ha accedido al transporte público (ayudándose de la mano para frenar la puerta o no) pero, unas escaleras más abajo, le espera el interventor. Como Antonio Pazo, que el pasado viernes ocupaba ese puesto. «La gente se queda muy sorprendida porque pides el billete solo a esa persona. Él no sabe cómo lo hemos adivinado», sonríe mientras muestra su móvil.

Un invento exportable

El Detector no solo le ha enviado una alerta al interventor sino también una secuencia de imágenes -unos seis segundos anteriores y seis segundos posteriores al paso por la barrera- en las que Pazo o sus compañeros pueden comprobar si efectivamente se ha producido lo que popularmente se conoce como un trenet. Si es así, ve nítidamente la cara y la ropa de quien ha cometido la infracción con pocos segundos de diferencia. Entonces solo tiene que esperarle.

«Es mucho más selectivo y no necesitas repartir personal de Ferrocarrils pidiendo billetes por doquier», describe Oriol Juncadella, que destaca también que causa un efecto muy positivo entre quienes sí han cumplido con la obligación de comprar y validar un título porque descubren que solo interceptan a quienes se han colado sin pagar.

El coste de instalación de la primera cámara y de la aplicación Detector en el móvil del personal de FGC ha costado 100.000 euros. El sistema es obra de la empresa barcelonesa Awaait Artificial Intelligence SL, que lo acaba de patentar. Tras perfeccionarlo y satisfechos del resultado en la empresa ferroviaria catalana, con la que han firmado un acuerdo de colaboración, pretenden exportarlo.