Carles Canut: «El sol del Pallars es el más maravilloso que he visto»

El apellido del personaje que Carles Canut intepretó en los 80 en el programa Vostè jutja de Televisió de Catalunya, presentado por Josep Maria Puyal, se ha quedado con él. Todavía hoy, muchos identifican con el sobrenombre de Rafeques y no con el apelativo real a este hombre que lleva su pequeño gran país de las montañas, el Pallars Sobirà, en su ADN.

-Usted se puede decir que ha alternado siempre la vida en Barcelona con las estancias en el Pallars, pero no ha perdido el acento pallarés.

-Ni quiero. El acento no lo he perdido, pero sí el léxico más genuino, aunque, cuando llego a Gerri (Gerri de la Sal, su pueblo en el Pallars Sobirà), enseguida lo recupero.

-¿Qué más distingue al pallarés además de su acento?

-Para mí, los pallareses somos indómitos, bastante independientes y salvajes todavía, y lo mantenemos y lo tenemos como una gala.

-Para gala, el paisaje del Pallars, ¿De qué le parece que debe sentir más orgullo la comarca?

-El Pallars puede presumir de ser una de las pocas zonas medio vírgenes de Catalunya, porque virgen ya no queda ninguna. En el Pallars, las montañas son montañas y los ríos son ríos, hay poca construcción nueva y las pistas de esquí están rodeadas de pinos, encinas y hayas. 

-¿Considera que la comarca equilibra bien turismo y aprovechamiento tradicional de su marco natural?

-Bueno, hay rebaños de todo, pero la relación entre el esfuerzo y lo que se saca es cada vez más difícil. Sigue siendo duro y eso la Generalitat lo debería cuidar más. Por suerte, en la actualidad se hace un aprovechamiento más inteligente de la riqueza natural. Dos ejemplos que enlazan ganadería y turismo: la quesería Tros de Sort que, con la leche de varios ganaderos, produce quesos excelentes, y los vinos Biu hechos en Sort. Además, la comarca ofrece actividades para todo el año, desde el esquí hasta el rafting y el senderismo.

-¿Hay algo muy auténtico del Pallars que pocos conozcan?

-La girella. Es un embutido hecho con las vísceras del cordero, pan y huevo. Creo que hay que ser pallarés para apreciarla, tal vez por eso no sea muy conocida la girella.

-¿Qué considera usted que es lo más insustituible del Pallars Sobirà?

-El sol. El sol del Pallars es el más maravilloso que he visto jamás. En primavera y otoño, sobre todo, aunque el frío seco apriete, cuando sale el sol, puedes estar a cero grados en mangas de camisa.

-¿Qué debería visitar del Pallars alguien que no lo conozca?

-La Argenteria. Está señalizada en la C-260, antes de llegar a Gerri de la Sal desde La Pobla de Segur. Es un desfiladero en el que el agua ha erosionado la montaña artísticamente. De joven, conducía mi coche hasta allí, apagaba el motor y las luces, ponía música clásica y contemplaba el cielo y las estrellas por la ranura que permiten las montañas en ese lugar bellísimo. Flipaba sin necesidad de las drogas que nunca he probado.

-Dígame un buen libro para conocer mejor la comarca.

-Las obras completas de Pep Coll y de Maria Barbal, además de ser pallareses, son dos grandes escritores.

-¿Qué le gusta hacer cuando va a Gerri de la Sal?

-En el Pallars practico la vida contemplativa, el dolce farniente. Me dedico a no hacer nada.