Miradas mutiladas

"Las personas nos relacionamos con la mirada. Y la mía la transtornaron", confiesa Jordi

ANTONIO BAQUERO / Barcelona

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Lapérdida de un ojoes una herida que no cicatriza nunca. Se cierran los puntos, la inflamación desaparece, la prótesis acaba adaptándose¿ Sin embargo el trauma persiste. Quienes lo han sufrido reviven el accidente constantemente, cada vez que cruzan lamiradacon un desconocido y a éste le asalta por unos instantes la duda de a qué ojo mirar, la impresión de que en ese rostro hay algo que no cuadra.

"Los seres humanos nos relacionamos con la mirada. Y perder un ojo te transforma la tuya. Losojosson fundamentales en el contacto con otras personas. Cuando has perdido un ojo, cada vez que alguien te mira tú te das cuenta de que intenta saber qué te pasa en los ojos. Es una sensación agotadora", cuentaJordi Naval, un joven de 27 años que perdió elglobo ocularpor elimpactode unapelota de gomala noche de la celebración de la victoria delBarçaen Roma el 2009.

"Yo estaba en elRavaly en lacalle Unió, donde de repente cargaron losMossos, noté un batacazo brutal en el ojo. En el hospital, me dijeron que tenía el globo ocular partido. Llegué a vomitar sangre. Al final, perdí el ojo", recuerda este joven, que confiesa: "Yo aún no he superado este trauma. Aún estoy saliendo. Desde aquella noche he vivido en una pesadilla. De hecho, se me ha quedado el gesto de taparme ese lado de la cara cuando hablo". Su caso es similar al deEster Quintana, la mujer que el14-Nperdió el ojo por el impacto de unproyectilen elpaseo de Gràcia.

>>Lea la información completa sobre lahistoria de dos víctimas de las pelotas de goma en e-Periódico.