El modelo actual

Los fallos del contenedor

En fila 8 Un carro de limpieza urbana ante una ristra de contenedores en el barrio del Carmel, en Barcelona.

En fila 8 Un carro de limpieza urbana ante una ristra de contenedores en el barrio del Carmel, en Barcelona.

M. J. IBÁÑEZ / A. MADRIDEJOS
BARCELONA

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La ley de envases y residuos de envases (LERE) de 1997, la normativa que supuso el despliegue del contenedor amarillo por toda España, «ha tocado techo», aseguran organizaciones ecologistas, agentes sociales, asociaciones de consumidores y hasta 350 empresas del gremio de la recuperación de residuos. La legislación -que ahora, con la aprobación de la nueva ley de residuos, quedará modificada- no ha conseguido acabar con el abandono de envases ya usados en calles, playas y bosques.

LA GENERACIÓN La producción de envases se multiplica

Cada año llegan al mercado español 18.000 millones de envases de bebidas de PET, vidrio, aluminio, hojalata y brik, lo que supone poco más de uno por habitante y día, según datos de Retorna, fundación impulsada por movimientos ecologistas, sociales y empresariales.

Más allá de la recogida selectiva y el costoso reciclaje, el problema esencial es, según Retorna, que se ha perdido en los últimos años la cultura del envase retornable y se ha fomentado el uso único y el envoltorio individual, incluso para las magdalenas. «Ahora, salvo en el sector de la hostelería, es difícil encontrar productos cuyos envases se puedan retornar para ser reutilizados», dice Retorna.

Basta abrir la tapa de un contenedor amarillo para descubrir enseguida que la mitad del peso son envases de bebidas. «El consumo de envases de plástico se ha duplicado en los últimos 20 años», pone como ejemplo la fundación, lo que implica depender más de las exportaciones de petróleo (para fabricarlos) y aumentar el consumo energético (para reciclarlos).

VOLUNTARIEDAD Demasiados residuos impropios

Los defensores del sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) están convencidos de que la aplicación de un pequeño gravamen -ellos proponen que sea de 0,25 euros- sobre los envases tendrá un efecto de estímulo sobre consumidores, productores y distribuidores. La posibilidad de recuperar ese importe solo con depositar correctamente el envase puede servir para mejorar la recogida, aseguran.

El actual sistema integrado de gestión (SIG) se centra en la buena voluntad del consumidor. Y la propia gestora de los contenedores amarillos, Ecoembes, reconocía hace poco que, después de tantos años, aún hay problemas. En los contenedores amarillos, admite la empresa, aparece una media del 25% de residuos impropios, es decir, de elementos que las plantas de tratamiento no pueden procesar. En el depósito verde, solo se encuentra un 2% de impropios, mientras que en el contenedor azul, la cifra se eleva al 5%.

LA UBICACIÓN Ni lejos, ni cerca, sino todo lo contrario

No lo quieren frente a la puerta de casa, pero tampoco demasiado lejos. La distancia a la que se colocan los contenedores de recogida selectiva es, muchas veces, la excusa que esgrimen algunos ciudadanos para no participar en el proceso. Las localidades con un mayor grado de separación de residuos son las que sitúan los contenedores a nivel de acera, a una distancia de entre 25 y 30 metros del ciudadano, asegura un estudio reciente de la Universitat Jaume I de Castellón.

RECICLAJE ESCASO El 52% de la basura aún va a vertederos

El problema, agrega Julio Barea, responsable de las compañas de contaminación en Greenpeace España, no son solo los impropios. «El porcentaje de reciclaje de envases es todavía bajo, de poco más del 20% en España, aunque en Catalunya se eleva hasta el 30%». Eso significa que llegan demasiados a los vertederos.

El último estudio del Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, corrobora los datos: España acumula en basureros el 52% de sus residuos, frente al 0,5% de Alemania y el 1% de Austria y Holanda. Según Retorna, entre todas las comunidades autónomas existen 149 vertederos controlados.

EMISIONES A LA ATMÓSFERA Casi 12 toneladas de CO2 en el 2009

«Los vertederos contaminan el suelo y las aguas subterráneas, producen malos olores y ocupan un territorio irremplazable, ya que se convierten en reactores químicos durante años», argumenta Retorna. Además, al fermentar los residuos depositados emiten metano, un gas con un efecto invernadero más potente que el del CO2.

Según datos de la fundación Fòrum Ambiental, que agrupa a ayuntamientos y empresas de gestión de basuras, los vertederos emitieron 11,9 toneladas de CO2 en el 2009 en España. El sector de los residuos, agrega la entidad, «es el que tiene el mayor incremento proporcional de emisiones debido al aumento de los residuos sólidos depositados en vertederos».