INICIATIVA FRENTE A UN TRASTORNO POCO CONOCIDO

La desazón insaciable

Plantando cara a la tentación 8 Miembros del grupo de comedores compulsivos anónimos de Lleida.

Plantando cara a la tentación 8 Miembros del grupo de comedores compulsivos anónimos de Lleida.

ROSA MATAS

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«Cuando mis niños eran pequeños, iba a buscarlos con la merienda. Pero de cinco días merendaban solo uno, porque me comía sus bocadillos. No es que no quisiera a mis hijos, luego les compraba una chuchería. Es que soy un comedor compulsivo».Enrique habla así en una reunión de comedores compulsivos anónimos en Lleida. Sus miembros se ven cada miércoles en un local de una parroquia y siguen unas reglas y tradiciones similares a las de los grupos de alcohólicos anónimos. Reuniones como esta las hay en casi todas las provincias de España, y en Barcelona, por ejemplo, prácticamente todos los días de la semana.

El grupo es anónimo pero no secreto. Los que asisten a las reuniones tienen por objetivo la abstinencia, además de pasar el mensaje a otras personas. En sus encuentros no tratan los aspectos médicos de la obesidad, sino la impotencia ante los atracones -que muchas veces llevan a cabo a escondidas- y las emociones que están detrás.«Yo he llegado tarde a trabajar, he tenido problemas laborales porque me paraba a comer. Desayunaba en casa, desayunaba a medio camino y en el trabajo».Un relato en el que se ven reflejados muchos.

Vida ingobernable

Enrique ya no está gordo, pero sigue siendo adicto a la comida porque«la compulsión es una enfermedad con aspectos físicos, emocionales y espirituales que, como la drogadicción o el alcoholismo, se puede controlar, pero no curar».Por eso no falta nunca a las citas de los miércoles:«Admitimos que éramos impotentes ante la comida, que nuestra vida era ingobernable».Reconocerlo es el primero de los 12 pasos que tienen que dar.

La mayoría son personas que después de visitar a psicólogos y médicos buscan el apoyo de un grupo. Así lo ve Natalia, la persona que desde Vitoria atiende el teléfono de la organización:«Creo que soy comedora compulsiva desde niña. Mis padres se quedaron en una ciudad y yo viajé a otra con mis hermanos, un poco mayores. Estaba sola, empecé a pellizcar comida y empezó a atraerme demasiado».A los que se preguntan si son comedores compulsivos, Natalia les recomienda tomar nota de cuándo buscan la comida: si es en momentos de frustración, de falta de compañía.«Las pifias las hacemos en soledad», dice.

Muchos de los que asisten a los grupos de apoyo bajan de peso, y eso es positivo mientras dura, dice el endocrinólogo Francisco Javier Maravall, quien considera que la compulsión no es un trastorno endocrino, sino que intervienen factores relacionados con problemas laborales, de familia y de pareja.

Maite Utgés, psiquiatra y directora del Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil de Lleida, asegura que muchos comedores compulsivos tienen cuadros de ansiedad y recuerda que el Hospital de Santa Maria trata, a veces de manera individual, a veces en grupo, a enfermos que en ocasiones toman también antidepresivos y ansiolíticos.

Los 'alimentos gatillo'

Un plan de comidas, las reuniones y los números de teléfono de otros afectados son las armas para afrontar la tentación. Los comedores compulsivos comen sin mirar la cantidad y les molesta mucho que se les reproche la falta de voluntad para seguir la enésima dieta. Pero no son adictos a toda la comida: tienen lo que algunos llamanalimentos gatillo. Enric, por ejemplo, es adicto a las croquetas. Ahora vive en un pueblo de Lleida, pero cuando vuelve a Barcelona le cuesta esquivar la tienda donde tantas veces compró todas las croquetas disponibles.

A Jesús le pasa con los dulces. Hace unos meses compró en una pastelería unpanellet, en la siguiente cuatro y acabó en la sexta comprando uno de cada sabor. O el caso de una mujer adicta al pan.«Hay un momento en que me resisto, pero luego compro y empiezo a comer y sigo comiendo. Y no paro hasta que me lo acabo»,cuenta.

La compulsión afecta también a las familias, pero no siempre es fácil saber que un allegado acude a reuniones. El primer fin de semana de abril se celebrará una convención de comedores compulsivos anónimos de toda España a la que por primera vez irán familiares.