SUCESOS

Alarma policial por la extrema violencia del crimen de Vilassar

Unos periodistas graban la casa donde se produjo el asesinato.

Unos periodistas graban la casa donde se produjo el asesinato.

FEDE CEDÓ / Vilassar de Dalt

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La víctima del crimen de Vilassar de Dalt (Maresme), Carmen B, de 53 años -cuyo cuerpo fue encontrado el viernes en su domicilio con evidentes signos de gran violencia- falleció como consecuencia de una brutal agresión que ha generado alarma entre los investigadores ante la crueldad con la que se emplearon sus agresores. El cadáver fue hallado por unos vecinos desnudo sobre la cama del dormitorio con una herida cortante en el cuello y múltiples golpes en la cabeza.

Una de las principales hipótesis es el robo con fuerza. Los testigos han declarado que al acceder a la vivienda encontraron todas las habitaciones del domicilio revueltas y desvalijadas. Los vecinos, que en ningún momento escucharon gritos, admitieron haber notado la ausencia de Carmen después de que desde la escuela Sant Jordi advirtieran de que la víctima no había recogido a un menor del que hacía de canguro.

ALERTA VECINAL A diario sobre las 12.30 horas la víctima recorría a pie las tres manzanas que separan la escuela de su domicilio, en el tranquilo barrio de La Galvanya-Sant Pere. Cuando la ausencia de la mujer hizo cundir la alarma, los vecinos acudieron a su domicilio, donde les llamó la atención que las luces estuvieran encendidas y que nadie respondiera al timbre ni al teléfono. Angustiados, saltaron la valla y entraron en la vivienda, donde fueron testigos del cruento escenario.

La mujer asesinada era «de una familia del pueblo de toda la vida», según fuentes municipales, estaba casada y no tenía hijos. A partir de las ocho de la mañana, cuando su marido, Jordi P. propietario de una empresa de componentes electrónicos se marchaba a trabajar a La Roca del Vallés, se la solía ver por el barrio realizando las compras domésticas. Gracias a sus hábitos regulares, los investigadores sitúan la hora de la muerte entre las 9.00 y las 11.00 horas, ya que los vecinos declararon haber visto salir al marido a las 08.00.

Sin descartar otras hipótesis, la investigación, que está sometida al secreto de sumario, apunta como móvil a un robo que se convirtió en asesinato cuando los supuestos ladrones se vieron sorprendidos. Ante la posibilidad de que los asaltantes hubieran vigilado el entorno de la finca con anterioridad, una vivienda unifamiliar de dos pisos situada a cinco minutos del centro urbano, los residentes han afirmado no haber visto «ningún movimiento sospechoso» como aseguró ayer Antonio, un vecino de la urbanización.