MEDIOAMBIENTE
Barcelona lidera el mapa de las calderas de biomasa en España
Aunque su presencia aún es escasa, las calderas alimentadas con serrín o astillas procedentes de la limpieza de los bosques o de la poda de los parques comienzan a extenderse. El observatorio nacional de calderas ecológicas de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) ha contabilizado 1.893 instalaciones -con una potencia instalada de 450.000 kilovatios-, lo que significa que alrededor de un 9,7% de los municipios cuentan con al menos un calentador verde. Barcelona, con 162 instalaciones, es la provincia con más estufas de biomasa, que no solo permiten luchar contra el calentamiento global sino que además proporcionan un considerable ahorro a su propietario.
Por ejemplo, un litro de gasóleo para calefacción cuesta alrededor de 0,6 euros, mientras que su equivalente calorífico enpellet-una especie de cilindros realizados con el serrín sobrante de las carpinterías- cuesta la mitad, lo que permite ahorrar un 50% en combustible.
Eso sí, la instalación de una caldera de biomasa exige una inversión tres veces superior a la que supone una de gasóleo. Aunque, según Avebiom, debido al ahorro en combustible, se amortiza en unos tres años. La tendencia es combinar la biomasa con paneles solares o instalaciones geotérmicas. Existen, además, ayudas para su montaje, a las que se pueden acoger tanto particulares como empresas privadas, ayuntamientos y oenegés. En Catalunya se subvenciona como máximo el 30% de la inversión, con un tope de 6.000 euros (una caldera para una estancia de 120 metros cuesta entre 8.000 y 12.000 euros).
LAS AYUDAS PÚBLICAS / Las subvenciones son superiores en otras autonomías como Andalucía, que sufraga hasta un 80% del importe, pero aun así Catalunya se ubica en los primeros puestos en número de calderas verdes gracias a la «mayor conciencia medioambiental, al apoyo de algunos consistorios, así como al tejido industrial de empresas que fabrican las astillas, lospalletso las calderas», explica Juan Jesús Ramos, responsable del observatorio de Avebiom. Además, hay que tener en cuenta el «efecto espejo», es decir, que en municipios con una caldera de biomasa, debido al ahorro en la factura energética, «se animan a instalar más».
De las 253 instalaciones catalanas, un 46% corresponde al uso doméstico, un 28% al industrial y el resto se encuentra en edificios públicos. Asimismo, en la comunidad hay 13 redes de distribución que suministran energía a un amplio número de usuarios, de las 24 en toda España. Aun así existe gran cantidad de biomasa que se desperdicia, con lo que «su potencial de crecimiento es considerable», añade Ramos.
ESCUELAS EN TERRASSA / Uno de los ayuntamientos que más ha confiado en las calderas ecológicas es Terrassa, que cuenta con seis en escuelas, guarderías y un centro de información, así como tres proyectadas. Según el ayuntamiento egarense, los nueve calentadores evitarán la emisión de más de 10 toneladas de CO2 al año. Según los expertos, la biomasa emite en su combustión la misma cantidad de gases que antes habían convertido en oxígeno los propios árboles.
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