Cristóbal Gastó: «La depresión conlleva la pérdida total de sentir cualquier placer»

El psiquiatra Cristóbal Gastó se enfrenta cada día a la sensación de ahogo y a la mirada apocalíptica de personas que entran en la oscura espiral de una depresión. El consultor sénior del Instituto Clínico de Neurociencias del Hospital Clínic imparte hoy, en este mismo centro sanitario, una lección magistral sobre esta enfermedad.

–¿Qué síntomas determinan que una persona sufre una depresión?

–Hay una señal difícil de captar pero básica a la hora de diagnosticar la enfermedad: la anhedonia.

–¿Lo contrario del hedonismo?

–Es la pérdida total y absoluta de la capacidad para experimentar placer. El que sea: sexual, artístico, gastronómico, intelectual o social. Es el síntoma clave, no la tiene ninguna otra enfermedad. Es enormemente doloroso. Muchos amigos le dicen a una persona deprimida que se distraiga, que viaje. ¡No puede! Es incapaz de establecer una relación, la compañía le inquieta.

–¿Otros indicios?

–Insomnio severo frecuente, profundo sentimiento de tristeza, un intenso cansancio, angustia global, hipotermia, poca resistencia al estrés, restreñimiento, orinar poco y una serie de pensamientos variables.

–¿Cuáles son los más habituales?

–Sentimiento de culpa, miseria, ruina, temor a sufrir una enfermedad física e ideas hipocondriacas.

–¿La depresión tiene cura?

–Un 75% de pacientes responden al tratamiento antidepresivo. Pero de cada 100, 15 morirán por suicidio.

–¿Cómo se puede soportar el suicidio de un paciente?

–No somos los psiquiatras los que inducimos al suicidio, pero ante la muerte te invade un sentimiento de fracaso absoluto que te hace estar más alerta la siguiente vez.

–¿Qué deprime en el siglo XXI?

–No nos deprimimos más que hace 4.000 años, pero lo hacemos de manera diferente. Hoy los occidentales tenemos mucha menos tolerancia ante el estrés y ante la frustración que siglos atrás. Un desastre nos desestabiliza muchísimo.

–¿Lo más difícil de superar?

--El ser humano aguanta dolor, humillaciones, hasta torturas, pero nunca puede pensar que no hay salida, sea real o imaginaria. Entonces deja de luchar. La depresión es la enfermedad que más rápidamente hace perder el grado de resistencia. Provoca desesperación, un sentimiento de total incurabilidad, esa angustia vital no la tiene ni un enfermo de cáncer.