CUADERNO DE GASTRONOMÍA Y VINOS

Con buena uva

Cada botella de vino esconde su propia historia y en las tiendas de Lafuente la explican muy bien

Carlos Lafuente, en la tienda Lafuente de Johann Sebastián Bach 20.

Carlos Lafuente, en la tienda Lafuente de Johann Sebastián Bach 20.

MIQUEL SEN

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Los humanos tenemos escasas posibilidades de detener el tiempo para volver a días pretéritos. Si bien nos podemos acercar a otras fechas viendo unas fotos, solo el vino guarda en su gusto y aroma el clima, el paisaje, el trabajo del hombre en una añada determinada. Un sorbo tiene algo de salto al pasado. Durante unos instantes saboreamos un año determinado guardado en una botella.

Por esta razón formo parte de una difusa cofradía más o menos contemplativa de las mejores tiendas de vinos. En ellas se encuentra un reposo semejante al que dan las grandes bibliotecas, con una diferencia: las enotecas resultan más chispeantes a causa de las burbujas de Champagne. La prueba la tenemos en Lafuente (Johann Sebastian Bach, 20, Sarrià-Sant Gervasi), una institución en el beber selecto fundada en 1951. Fue mi padre el que me inició en esta cultura a partir de la observación de etiquetas de países remotos, un viaje en el gusto que me llevaba de Escocia a la lejana isla de Madeira dónde se elaboraban los vinos que bebían los piratas de las novelas juveniles de Emilio Salgari.

En Lafuente compré mis primeras botellas, sabiendo que los precios se mueven en una paleta tan amplia como las numerosas referencias que atesora esta casa. Son más de 3.000 etiquetas de distintos vinos, unos 1.300 whiskys, 500 rones, más lo mejor de todas las denominaciones. Un mundo en el que no nos perderemos gracias a que en cada tienda de Lafuente un sumiller aclara nuestra dudas. Lo hace aconsejando sin avasallar nuestra paciencia a base de excesiva información. Una moda cruel que lleva a describir vinos alcanzando un ridículo leído últimamente: "Limpio, puro y lleno de luz como el cristal de roca tallado por una tierra que se movió libre durante millones de años".

De 2,10 a 6.000 €

Carlos Lafuente nos libra del comentario cursi, pretencioso, como decir de un blanco que es la sonrisa de una tierra alta y áspera. Sabe todo de los olvidados oportos e intuye que Vintage será el más adecuado, al tiempo que guía nuestra cartera entre los 6.000€ que cuesta un Chateau Petrus y los 2,10 € de un vino de Toledo bien elaborado, el Acantus.