un vecino de sant andreu... Oriol Rusca, decano de los abogados de Barcelona

Oriol Rusca, decano de los abogados: "Que no toquen mucho Sant Andreu, que está bien así"

El decano saliente del Col·legi de la'Advocacia de Barcelona ha pasado toda su vida en Sant Andreu

Oriol Rusca, en las instalaciones del Club Natació Sant Andreu.

Oriol Rusca, en las instalaciones del Club Natació Sant Andreu.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Un carro cargado con piezas de ropa era la estrella del negocio textil a domicilio que ocupó en Sant Andreu a los tatarabuelos de Oriol Rusca. Él es el menor de seis hermanos, el primero que nació, en 1961, en la clínica de Sant Jordi, junto a la estación de tren de Sant Andreu. «Mis hermanos lo hicieron en casa, como se hacía entonces, con la ayuda de una comadrona», precisa el decano del Col·legi de l'Advocacia de Barcelona que ha vivido siempre en el barrio y que el próximo día 13 dejará el cargo en la entidad.

Su bisabuela abrió, «mucho antes de la guerra civil» -apunta Rusca- , la tienda de ropa de hombre y cortinas, que aún hoy despacha ese tipo de ropa en el número 135 de la calle Gran de Sant Andreu. Casa Rusca forma parte del ADN comercial del barrio, igual que la familia del decano, santandreuenses de pura cepa. «Mi familia paterna lleva, acreditables, 250 años aquí», afirma Rusca.

PILARES DE ARRAIGO

En Sant Andreu, se puede, simplemente, residir, trabajar, o se puede sentir que se pertenece al barrio. Y participar o haber participado de las actividades de ciertas entidades contribuye a sentirse algo más que un vecino. Los diferentes escenarios teatrales de Sant Andreu, cantera de célebres actores, sus casales y esplais, el Club Natació Sant Andreu y colegios como el Jesús Maria Claudina Thévenet, o el Jesús, Maria i Josep, conocido como Los Padres, y en el que Rusca estudió desde los 3 años hasta COU, son lugares emblemáticos en esa socialización y arraigo.

El decano de los abogados de Barcelona, que finaliza su mandato el próximo 13 de julio, y recuperará su trabajo como abogado penalista en su despacho, es socio del Club Natació Sant Andreu, institución que admira. «Con las aportaciones de los socios, se ha ayudado a deportes como la natación o el waterpolo a tener trascendencia, a ser deportes punteros en Barcelona y en Catalunya», destaca el socio. «Articulada así, la sociedad civil colabora con el deporte de élite, además de la gran función social que tiene este club también, como transmisor, con el deporte, de valores, en nuestra educación y en la de nuestros hijos», añade.

De sus cuatro años de decano que ahora finalizan destaca las relaciones humanas vividas y el trabajo de revalorizar la profesión de abogado como servicio social.

TEATRO Y MAGIA

Como buen santandreuenc, Rusca también hizo teatro. «Además de Els Pastorets -¡Quién no los ha hecho!-, en el colegio nos pagamos el viaje de fin de curso a Eivissa con Jesucristo Superstar», recuerda el decano, que ha sido campeón de España de magia en dos ocasiones. «Una de las mejores terapias es tener una afición. Y yo la mía la practico solo cuando me apetece y entre amigos», precisa.

Rusca es padre de dos hijos, de 24 y 21 años. Su mujer creció en el Eixample. «Cuando le hablé de vivir en Sant Andreu, para ella fue como anunciarle la vida en el Bronx -rememora-. Pero a los seis meses de vivir aquí, no había quien la echase. En Sant Andreu, a los tres meses ya eres parte del barrio. Es un pueblo, un barrio con contenido. En el ascensor de la finca en la que vivía mi mujer, vecinos de toda la vida aún preguntaban a qué piso iba un vecino, tras 25 años de compartir escalera».

«Que no nos toquen mucho, ni modernicen Sant Andreu, que ya está bien así. La sociedad estresante en la que vivimos no nos lo ha desdibujado aún», expresa. «Sí faltan jardines, a mi gusto, pero tiene bien equilibrado el bienestar y la proximidad», concluye.