ENTREVISTA

"El consumo de cacao protege ante las enfermedades cardiovasculares"

Ramon Estruch (Cardona, 1956), presidente del Observatori del Cacao de Catalunya, sostiene que dos de cada tres enfermedades que afectan al ser humano están condicionadas por la alimentación y los hábitos cotidianos. Una de las funciones de Estruch en el Hospital Clínic se centra en investigar el efecto de alimentos de consumo habitual, estudiando la composición de los que, han comprobado, protegen frente a las enfermedades más comunes y graves. La uva -la piel o un consumo moderado de vino tinto-, el aceite de oliva y algunos frutos secos son considerados beneficiosos. Ahora se centra en otros más controvertidos, como son el cacao poco dulce o el café. 

Ramon Estruch, del Hospital Clínic, investiga el efecto de los 'superalimentos', como el cacao, el té o el café

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zentauroepp42084275 ramon estruch180305181914 / CARLOS MONTAÑÉS

Àngels Gallardo

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Ustedes investigan los 'superalimentos'. ¿Cuales son? Cacao, café y té. Ese término, ‘superalimento’, es más comercial que científico. Sabemos que son alimentos que tienen un efecto muy potente, en positivo, sobre la salud humana. Lo que más hemos investigado es la dieta mediterránea. Pero, de vez en cuando, aparecen productos estrella, no vinculados a esa dieta claramente saludable, que pensamos son también muy beneficiosos.

–¿Qué investigan del cacao? Es un alimento muy rico en polifenoles, que sabemos que juegan un papel muy importante en la protección frente a la mayoría de enfermedades crónicas degenerativas.

–¿Qué enfermedades? Hemos analizado el efecto del consumo de una cierta cantidad de cacao en los factores de riesgo cardiovascular: la presión arterial y algunos marcadores de inflamación y oxidación. Hemos publicado en revistas científicas varios estudios en los que demostramos esa relación.

–¿Y que concluyen? Que cuando se consume cacao mejora la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, se tiene menos probabilidad de desarrollar diabetes. Y que incide en el sistema cardiovascular.

–¿Incide? Si. Reduce el colesterol negativo y aumenta el bueno. Baja o modera la presión arterial, es antioxidante y antiinflamatorio. La mayoría de enfermedades graves, las más extendidas, entre ellas el cáncer, tienen una base oxidativa y una base inflamatoria. El consumo de cacao protege frente a las enfermedades cardiovasculares, y frente al cáncer jugaría un papel similar. 

–¿Ese efecto beneficioso del cacao está demostrado? Los científicos nunca hablamos de que algo está demostrado al mil por ciento, sino que afirmamos que hay múltiples evidencias científicas que van en esa dirección. Hay que seguir trabajando para obtener más constataciones.

–De todos esos posibles beneficios, ¿cuál es el más comprobado? El cardiovascular. La enfermedad cardiovascular es la más sencilla de investigar en este aspecto, y es de la que tenemos más datos. El consumo de cacao, como ya digo, baja la presión arterial, reduce el colesterol y protege frente a la diabetes.

–Algunos científicos aseguran que no es posible demostrar los efectos beneficiosos del chocolate. ¿Qué es demostrar? Nosotros podemos afirmar que existen estudios europeos que demuestran los efectos beneficiosos del cacao. Eso ya lo sabemos, aunque buscamos más evidencias para demostrarlo.

–¿Cómo lo estudiarán? Queremos reunir a un gran grupo de población para analizar si esos superalimentos alargan la vida, si evitan infartos de miocardio o reducen el cáncer. Sería un estudio a muy largo plazo. Estamos diseñando la estrategia para ponerlo en práctica.

–¿Con cuántas personas? Pretendemos reunir a un millón de personas, de toda Catalunya. Sanas o con alguna enfermedad ya diagnosticada. La idea es mantenerlas bajo control durante 20 años. Nos iríamos sustituyendo entre nosotros.

–¿Qué quieren observar? Si los diferentes alimentos que consideramos positivos para la salud, el cacao entre ellos, pueden asociarse a unos mejores parámetros de salud. Nuestro objetivo es reunir una información nutricional muy completa, ver cuáles son los alimentos de consumo mayoritario, patrones dietéticos, e incluir en el análisis el ejercicio físico y aspectos psicosociales.

–¿Qué datos obtendrían? Pues, en función de la dieta y estilo de vida que sigan los analizados, veremos cuántos sufren cáncer, quien desarrolla patología cardiovascular… Solo observando. No les pautaremos ningún tipo de dieta.

–¿Cómo han estudiado los efectos del cacao? Hemos hecho varios estudios con personas de alto riesgo cardiovascular dándoles una cierta cantidad de cacao a diario, durante un tiempo pautado. Y después valoramos.

–¿De qué cacao se trató? Cacao soluble con la menor cantidad de azúcar posible. Lo interesante de ese alimentos son sus polifenoles, que tienen un sabor muy amargo. Ese es el problema. La industria intenta atenuar ese amargor añadiendo azúcar, y en ocasiones grasa. Esto ocurre en especial con el chocolate. La clave del beneficio está en consumir la máxima cantidad de cacao con el menor añadido posible de azúcar, grasa u otros aditivos.

–¿Cuál es la forma más saludable de consumir cacao? Puede ser en polvo o en sólido. Los efecto positivos se dan en las dos formas, dependiendo de la concentración de cacao. Nuestros estudios se han hecho casi siempre con cacao en polvo diluido en agua o leche. Ahora estamos estudiando chocolate negro versus chocolate blanco.

–¿Cacao negro con 100% de pureza? Eso es imposible de mantener, porque su palatilidad es muy amarga. Siempre incluimos un porcentaje de azúcar, la menor posible. Hemos estudiado cuatro o cinco combinaciones. Una de ellas consistió en tomar cacao con leche durante un mes, y después solo leche. En otros dábamos cacao con agua, o con leche.

–¿Qué observaron? Que el cacao disuelto en agua tiene un efecto antiinflamatorio mucho más potente que el cacao con leche. En todos los casos observamos que el cacao actúa sobre los parámetros citados: protector de la diabetes y regulador del colesterol y la presión.

–¿Cuál es el mecanismo por el que el cacao produce esos efectos? Baja la presión arterial porque aumenta la síntesis de óxido nítrico, que es un vasodilatador de las arterias. En los otros planos, el beneficio proviene de su efecto antiinflamatorio y antioxidante.

–¿Qué componente del cacao provoca esos efectos? Los polifenoles, unas sustancias bioactivas que antes pensábamos que eran vitaminas y hemos visto que no, porque las vitaminas son esenciales para la vida y el polifenol no lo es. Los polifenoles los sintetizan las plantas para protegerse de sus propias enfermedades, como son las plagas, o la sequía y el exceso de sol. Cuando tomas polifenoles, adquieres una cierta protección.

–¿Qué alimentos los contienen? La mayoría de los del reino vegetal. Las principales fuentes de polifenoles son las bayas, el té, las uvas, el aceite de oliva, el cacao/chocolate, las nueces, la granada… y otras frutas y vegetales. Esas sustancias están en la piel, más que en la pulpa.

–¿Cómo encaja la idea de sugerir el consumo de cacao en una sociedad donde cada vez hay más obesos? Hay estudios que demuestran que tomando cacao, cuanto más puro mejor, se pierde peso. 

–¿De qué cantidad diaria de chocolate se trataría? Como en todo, hay rangos. La cantidad ideal sería recomendar 50 gramos de chocolate al día, o 30 gramos de cacao, cuanto más puro mejor. Eso sería beneficioso para los parámetros citados, y no aumentaría la obesidad.

–¿Qué pretenden demostrar con sus estudios sobe alimentos comunes? Partimos de la evidencia de que entre el 70% y el 80% de las enfermedades más comunes tienen su origen en los hábitos de vida, un concepto que incluye alimentación y actividad física, entre los principales factores psicosociales. Mejorando la alimentación de la población, prevenimos enfermedades y alargamos la vida. Ya sé que parece que intentemos descubrir la sopa de ajo, pero lo cierto es que la gente cada vez come peor y se mueve menos. 

–¿Lo considera una guerra perdida? No. La generación de las personas mayores está dando la vuelta al tema. Solo han de recordar lo que comieron de niños y ahora no comen: productos naturales. Lo más preocupante es la gente joven. Son más volubles, comen peor y creen que enfermar es cosa de adultos.