La vida sedentaria causa la muerte por cáncer, infarto o diabetes de 3.000 catalanes al año

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ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Hacer ejercicio físico intenso, el que hace sudar, de forma periódica a cualquier edad y disponiendo de más o menos salud, ha dejado de ser una opción superflua de la que se puede prescindir si el horario laboral, la dedicación familiar, la fragilidad física o el desánimo se imponen. Andar 30 minutos diarios tan rápidamente como permita el cuerpo -lo mínimo para producir efectos metabólicos- está al alcance de quien se lo proponga, coinciden médicos de familia, oncólogos, cardiólogos y la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPC), que se suman a la Organización Mundial de la Salud (OMS) al alertar de las consecuencias patológicas y la pérdida de vidas humanas que supone el sedentarismo.

"La inactividad física causa más de 3.000 muertes cada año en Catalunya, vinculadas a la diabetes y el cáncer", asegura Joan Guix, secretario de la ASPC. Este contundente dato se apoya en la relación que diversos estudios científicos han establecido entre la vida sedentaria de los ciudadanos y los fallecimientos por obesidad, infarto de miocardio, ictus cerebral, síndrome metabólico y varias formas de cáncer. La OMS calcula que hasta el 21% de los cánceres de mama y colon tienen como “causa principal” la inactividad física de los enfermos, al igual que el 27% de los procesos diabéticos y uno de cada tres infartos de miocardio.

Visto en positivo, el ejercicio físico constante es un reconocido recurso protector frente al cáncer de mama (la natación, en este caso) o de colon, y una de las indicaciones, ineludibles por sus beneficios, con que los cardiólogos dan el alta médica a quienes dejan el hospital tras sobrevivir a un infarto de miocardio, o han sido operados de unas arterias coronarias muy deterioradas. Los especialistas en patologías coronarias igualan la importancia de la medicación indefinida que prescriben a sus pacientes con la necesidad de que mantengan una actividad física continuada y exigente, que expanda su capacidad pulmonar y cardiaca.

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“El ejercicio físico regular mejora la perfusión sanguínea en la zona del corazón que ha quedado necrosada tras un infarto y reduce la frecuencia cardiaca de los pacienes -asegura la doctora Montserrat Romaguera, impulsora de esta actividad en la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (Camfic)-. Cuanto más lento va el corazón, mejor aprovecha el oxígeno que entra en los pulmones”, añade, citando las asombrosas 30 pulsaciones por minuto con que late el corazón del corredor de alta montaña Kilian Jornet. La Camfic calcula que el 70% de la población catalana es sedentaria: no hace ningún tipo de ejercicio.

ESCASO CONTROL MÉDICO

Estas evidencias, no obstante, apenas han influido en el colectivo de los médicos de familia que atienden en los centros de asistecia primaria (CAP), asegura Romaguera. "Nos consta que apenas un 12% de los 3.500 doctores que atienden en los CAP preguntan a sus pacientes si hacen ejercicio físico o les animan a practicarlo y les aconsejan cómo hacerlo -advierte la médico-. Consideramos que esa actividad debería prescribirse con la categoría de los fármacos o la dieta". Desde Salut Pública, asegura Guix, la insistencia sobre los médicos para que introduzcan el ejercicio físico en sus recetas es "constante". Un 95% de la población catalana acude al menos una vez al año ante su médico de familia, lo que los convierte, a juicio de Salut, en un valioso eslabón de contacto.

Un elemento que explicaría ese vacío es el escaso hábito de los propios médicos en el mantenimiento físico de su cuerpo. "La mayoría son sedentarios", destaca Romaguera. Tanto es así, que el Col·legi de Metges de Barcelona organiza periódicas sesiones lúdicas de ejercicio variado -denominadas Medijocs-, en las que la doctora Montse Bellver les intenta persuadir de los beneficios de la actividad física. 

HUESOS, MENTE Y CORAZÓN

La OMS y los especialistas en medicina deportiva coinciden en que la población menor de 16 años debería dedicar una hora diaria al ejercicio físico. Para los adultos, fijan una dedicación mínima de 30 minutos cinco días cada semana. "Las escuelas catalanas no dan al ejercicio físico la importancia que merece -asegura Romaguera-. La mayoría de los centros de primaria y secundaria hacen dos horas de practica deportiva a la semana, y casi siempre en un mismo día". La programación del bachillerato no incluye el ejercicio físico. 

En paralelo, un tercio de la población catalana menor de 16 años sufre obesidad o sobrepeso. Los niños obesos muestran una alterción metabólica, causada por la propia sobrealimentación, que conduce a la acumulación de grasa en la zona abdominal, una característica con la que, en la mayría de casos, llegan a la edad adulta. En esas circunstancias, la insulina que segrega el páncreas es progresivamente insuficiente para metabolizar la glucosa de la dieta y conduce a la diabetes. Cuando niños y adultos hacen ejercicio físico intenso y regular, la grasa ingerida se consume a través de la musculatura en forma de glucosa, lo que, indican los médicos, además de favorecer una buena forma física, garantiza la sensación placentera que relatan quienes acaban de completar una caminata o han nadado un buen rato en la piscina. Por esa razón, aseguran, el ejercicio es adictivo.