Tres días de negocios

Ayer, mientras la mayoría de artistas y profesionales hacían las maletas para viajar a Barcelona, una avanzadilla acudió a una mesa redonda que servía como prólogo al Primavera Pro, esa feria paralela al festival en la que se celebrarán tertulias, conferencias, y encuentros entre sellos, manágeres, promotores y demás agentes del sector. Hasta 1.400 se han acreditado este año; la inmensa mayoría, extranjeros.

Tanto en el hotel Zero como en los escenarios, hay delegaciones de Austria, Canadá, Chile, Italia, Polonia, Rusia y Sudáfrica... También, encuentros de salas de conciertos y de sellos independientes. Y charlas sobre el papel de la música en los movimientos sociales o los nuevos modelos de patrocinio. Pero la escasa presencia de la industria española en el Pro sería un gran tema de debate en sí. Jordi Gratacós, de la Asociación de Promotores de Conciertos, y Alberto Guijarro, codirector del festival, lamentan que las instituciones locales no promocionen aquí a nuestros artistas. Pero tampoco los sellos acuden en masa. Y si es porque ven el festival muy por encima de sus posibilidades, tenemos un problema.

La cantautora Buffy Sainte-Marie, muy atenta y participativa, aseguró que la gran comunicación social que hubo en los años 60 gracias, entre otros canales, a los festivales, se ha recuperado ahora gracias, también, a internet. La mexicana Olga Straffon, del sello Terrícolas Imbéciles, podría ser un ejemplo de ello. Su empresa es responsable de las exitosas giras que están realizando en su país bandas españolas como Dorian y El Columpio Asesino. Y, claro, viene al Primavera a intentar introducir en España a artistas mexicanos.

La inglesa Ruth Daniel organiza varias ponencias y encuentros en el Primavera Pro. Según explicó, en Inglaterra a este tipo de festivales, con una selección tan estricta (se refiere a que no se cuelan grupos demasiado famosos) se les llama festivales boutique. Y está entusiasmada de trabajar en el Primavera: es su festival favorito sobre la faz de la tierra. Pero las caras de los periodistas locales no se desencajan ante tal elogio, sino cuando suelta, sin darle mayor importancia, que en su ciudad, Manchester, hay cien salas de conciertos y 50 actuaciones diarias.