PROTESTA CONTRA LA SENTENCIA DEL PROCÉS
El soberanismo se moviliza pero no amplía fronteras
Fidel Masreal
Periodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM-El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
Júlia Regué
Responsable de la sección de Política.
Graduada en Periodismo y en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF), ha desarrollado su carrera profesional en la sección de Política, donde se incorporó en noviembre de 2016. Ha seguido la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos. También ha colaborado en programas de TV-3, Catalunya Ràdio y RAC1.
Júlia Regué / Fidel Masreal
El soberanismo perseguía este sábado ampliar fronteras con la bandera de los derechos y libertades pero no consiguió reeditar la fotografía del 3-O y corrió el riesgo de medirse a sí mismo. En esta ocasión, para los convocantes lo importante no era cuántos, sino quiénes.
En cifras, aunaron a unas 350.000 personas contra la sentencia del ‘procés’, según la Guardia Urbana de Barcelona, y quedaron muy lejos de otra marcha por la misma calle de Marina en noviembre del 2017 que reunió a 750.000 en contra de la prisión provisional a la cúpula del 1-O. Tanto la ANC como Òmnium acusaron al teniente de alcalde de seguridad del Ayuntamiento, Albert Batlle, de "manipular" las cifras de asistentes y el edil replicó que siguen parámetros "idénticos" a otras citas.
En adhesiones, abundaron entidades cívicas y sociales en favor de los derechos humanos, pero carecieron del apoyo de los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT (pese a que participó su secretario general, Camil Ros). Tampoco los ‘comuns’ animaban a ir a la concentración, salvo presencias a título individual. El independentismo se cercó a sí mismo y no amplió su abanico de alianzas para dejar a un lado el eslogan de la independencia y focalizarlo en una cuestión de derechos y libertades.
El lema, ‘Libertad’, fue el máximo grado de consenso al que llegaron todos los impulsores, con la ANC y Òmnium Cultural al frente. Una consigna inocua que generó descontento en algunos sectores del independentismo y propició que un grupo de personas, con camisetas de ‘Yo soy ANC’, se avanzaran a la cabecera sosteniendo una pancarta que insistía en que "Independencia es libertad".
Rechazo a la violencia
La plana mayor del independentismo, ‘president’ incluido, se conformó con estar a unos cinco metros del compás de la manifestación. Se evitó la fotografía de los políticos liderando y no les hicieron hueco en los parlamentos. Los discursos tampoco se salieron del guión y esta vez, se ciñeron a un manifiesto para evitar cualquier descarrile argumental: diálogo, denuncia de una sentencia que lesiona derechos fundamentales, desmarque de la violencia, críticas a la actuación policial y reproches al Govern y al Parlament por no haber estado "a la altura" en el encargo de ofrecer una respuesta institucional al fallo del Tribunal Supremo.
"Nos hace falta urgentemente una respuesta política e institucional a la altura del momento histórico que estamos viviendo", espetó Elisenda Paluzie. Entre los espectadores, le escuchaba el ‘president’ Torra, quien horas antes reunió en el Palau de la Generalitat a alcaldes de municipios que en los últimos días han aprobado mociones de protesta contra la sentencia. Torra les animó a no "desfallecer" en la reivindicación del ejercicio de la autodeterminación porque, a su parecer, se trata de un camino que no tiene "retorno". El ‘vicepresident’ Pere Aragonès aprovechó la ocasión para criticar a los que consideran que el conflicto radica entre catalanes y reivindicó un "referéndum reconocido" sobre la independencia. En ese acto, los ediles levantaron sus varas y clamaron por la "libertad" y la "independencia".
Las entidades dieron un espaldarazo a los manifestantes encarcelados a raíz de los altercados que se desataron en Catalunya la semana pasada. Paluzie sentenció que es "inaceptable en un Estado supuestamente democrático" que los independentistas encarcelados hayan sido condenados a penas de entre 9 y 13 años de cárcel, "como tampoco podemos permitir que la respuesta a una sentencia injusta haya conllevado más prisión", apostilló.
El vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, también les recordó. "Este conflicto político no se resolverá ni con jueces ni con más represión y violencia policial", apuntó, y censuró que "nunca se puede negar el diálogo": "Haría bien el Gobierno español en escuchar el clamor de las calles de Catalunya, que gritan libertad". Mucho más contundente fue la abogada y representante de la entidad Irídia -de defensa de los derechos humanos- Anaïs Franquesa, que tachó la actuacion policial de "brutalidad". Todos ellos pidieron una solución "política" para un conflicto de talante "político", y reprobaron la "judialización" del ‘procés’.
La pareja del ‘exconseller’ Jordi Turull, Blanca Bragulat, desmarcó al independentismo de la violencia, tras los altercados de la pasada semana, y dijo que "la violencia no nos representa, ni ahora ni nunca". "Hemos sido, somos y seremos un pueblo que afronta las injusticias y la represión con valentía y coraje desde el pacifismo y la no violencia", subrayó.
Intercambio de códigos
En un ambiente netamente pacífico y festivo, los manifestantes alzaron carteles reclamando la "amnistía" de los presos, y el "fin de la represión". Banderas ‘estelades’ completaban la escena que incluyó en esta ocasión manchas turquesa (las camisetas de la última Diada) en una masa tradicionalmente teñida de amarillo. Siguiendo las instrucciones del Tsunami Democràtic, hubo personas que intercambiaron códigos QR para poder descargarse en sus teléfonos móviles la aplicación que les indicará próximas acciones.
Algunos, más bromistas, coreaban "¡Quins collons!", en referéncia a la reacción del 'president' Quim Torra cuando le comunican que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, no quiere ponerse al teléfono, un momento grabado por un documental de TV-3.
- García-Castellón y Gadea dejarán sus plazas en la Audiencia Nacional y Pedraz sopesa hacerse con el juzgado del Tsunami, por Ernesto Ekaizer
- El río subterráneo más largo de Europa está en España: nadie conoce su nacimiento ni su desembocadura
- Airbnb aconseja a los propietarios que no anuncien las piscinas en sus alojamientos turísticos
- Vuelve Moisés a Pasapalabra: el concursante desvela los problemas que sufrió en el pasado y por los que tuvo que abandonar el programa
- La Junta Electoral avala la candidatura de Puigdemont y rechaza la impugnación de Cs
- El invierno vuelve por Sant Jordi: los meteorólogos alertan del fenómeno que nos espera la próxima semana en Catalunya
- La vida de Rosa Peral en prisión: ¿A cuántos años está condenada? ¿Cómo es su día a día? ¿Qué estrategia seguirá en adelante?
- El Barça vive una tragedia insoportable ante el PSG