LA EXCARCELACIÓN
Salida de prisión con sabor agridulce
Los 'exconsellers' liberados abandonan las cárceles madrileñas con sus familiares y entre los aplausos de miembros de ERC y PDCat
Con sabor agridulce y muchas prisas. Así fue la salida de los seis exconsellers liberados por el Supremo, después de que la ANC y Òmnium cultural abonaran los 600.000 euros de fianza. Las primeras en sentir la libertad, en torno a las 16:00 horas, fueron Dolors Bassa y Maritxell Borràs, quienes abandonaron la cárcel de Alcalá Meco a toda máquina, pese a que a las puertas les esperaban dirigentes de ERC y el PDECat como Anna Simó o Carles Campuzano, con sus lazos y bufandas de color amarillo, para denunciar los encarcelamientos “políticos”. Pero ellas querían llegar pronto a casa y había muchos nervios. Incluso, el jefe de seguridad de la antigua CiU impidió a los fotógrafos retratar el momento. Más tarde, ambas posaron delante de sus compañeros y exhibieron con una sonrisa su alegría por poder recuperar sus vidas, lejos de alambradas y barrotes.
Aún así, los sentimientos entre el independentismo y los exconsellers eran “contradictorios”, según resumió en Madrid la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal. A la lógica alegría de la liberación se interpuso el “dolor, la indignación y la tristeza” por la decisión del juez Pablo Llanera de mantener a Oriol Junqueras, Joaquim Forn y los ‘Jordis’ en prisión.
Forn, más derrumbado que el resto
Según fuentes de la dirección de ERC, el exvicepresidente y los líderes de la ANC y Òmnium intuían que seguirían entre rejas, pero el 'exconseller' de Interior no tanto, con lo que este lunes él y su familia estaban más derrumbados que el resto.
De ahí que el grito unánime a las puertas de la cárcel de Estremera, cuando Raül Romeva, Carles Mundó, Josep Rull y Jordi Turull, en torno a las 18:30 horas, abandonaron la prisión era “libertad”. Los cuatro se acercaron a saludar y abrazar a una cincuentena de simpatizantes y dirigentes independentistas que se desplazaron hasta Alcalá Meco y después a Estremera desde Madrid y Barcelona. Dos de ellos, Xavi Pérez y Judith Escolá, regidores de ERC, salieron de la capital catalana a las siete de la mañana en uno de los dos autobuses fletados y en torno a las seis de la tarde, casi tiritando de frío después de las horas de espera, no dudaban de que el gesto era necesario: “ellos están en la cárcel por nosotros, por el pueblo de Catalunya”.
Las anécdotas de la jornada tuvieron lugar durante la comida, tanto en Meco como Estremera. En la primera Campuzano, junto a la familia de Meritxell Borràs tuvieron que abandonar el restaurante antes de que llegara la comida ante el anuncio de que la salida era inminente. En el segundo enclave, mientras tanto, el bar cercano puso bien alto los pasodobles en cuanto se dio cuenta de que los comensales eran de la comitiva catalana.
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