"Déixate de bandeiras"
"¿'Se poño unha bandeira de Galicia aquí diranme algo'?", pregunta con cierta sorna Aitor, camarero del Bar Frankfurt La Cabaña, cercano al paseo de Sant Joan. "'Déixate de bandeiras'", le responde su madre, Amelia, detrás de la barra, minutos antes del discurso de Carles Puigdemont. Esta es una de las muchas familias gallegas asentadas desde hace décadas en Catalunya, donde abrieron su negocio.
A La Cabaña, un sitio popular que ofrece tapas y pinchos a precios asequibles, acuden diferentes tipos de clientes ("vienen muchos trabajadores de la Conselleria d'Interior, que está aquí al lado", apunta Amelia"). Pero, sobre todo, clases trabajadoras.
Antonio, dueño del negocio y padre de la familia, llegó a Barcelona con 16 años y ahora tiene 60. Toda una vida en esta ciudad, hacia la que no oculta su admiración: "Fue la última en notar la crisis y la primera en salir".
Pero el debate independentista lo vive un poco desde fuera, expectador de una realidad sobre la que se expresa con prudencia. "Yo acataré lo que decidan los catalanes", dice Antonio. Pero ¿él qué opina? "Pues yo creo que es mejor seguir con España. A todo esto [el 'procés'] no le veo mucha salida. La gente tiene mucho miedo", añade.
"¿Ha habido DUI?"
Durante la intervención de Puigdemont, que algunos clientes siguen curiosos, la tibieza emocional impera en el ambiente. "¿Ha habido DUI o no?", pregunta de repente alguien desde la barra. "Sí, un minuto", responden al otro lado. "[Puigdemont] ha dicho y no ha dicho nada. Ha quedado todo como estaba", resume Antonio una vez el 'president' concluye.
Este gallego emigrado a Catalunya no se esperaba que hubiera "tanta gente callada" como, según él, sacó a la luz la manifestación por la unidad de España celebrada el domingo pasado en Barcelona. Eso sí, cree que el Gobierno y la Generalitat deberían "aflojar un poco". Y apuesta, sin decirlo, por un pacto fiscal con Catalunya. "Aquí estamos pagando muchos impuestos, eso es verdad".
Junto a él, Lorenzo, taxista y también gallego emigrado a Barcelona, ha seguido con escepticismo las palabras de Puigdemont. "Esta declaración me ha parecido igual que todo lo que están haciendo todo: confusa", opina mientras se fuma un cigarro a la salida del bar. "Hay que negociar y replantear todo. A esta gente --dice Lorenzo en referencia a las personas favorables a la independencia-- la han engañado. Han caído en la trampa".
Un grupo de hombres llega de repente a La Cabaña. Vienen del paseo de Lluís Companys. Procedentes de fuera de Barcelona, se habían desplazado al entorno del Parlament esperando una DUI que no ha llegado. Al menos no en los términos que esperaban. "'Això es un negoci que durarà el temps que ells vulguin'", comenta uno de ellos.
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