POLÉMICA MACHISTA

El empresario que vejó a Teresa Rodríguez dice que fue una broma que hizo "porque ella es de Cádiz"

Teresa Rodríguez

Teresa Rodríguez / periodico

Julia Camacho / Sevilla

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El empresario sevillano que se abalanzó sobre la líder de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez y, acorralándola contra la pared, simuló besarla en la boca insistió este viernes ante el juez que investiga el supuesto acoso que todo fue una broma, y que actuó con ese afán jocoso dando por hecho que al ser la parlamentaria de Cádiz, ciudad famosa por su carnaval, ella entendería la guasa. “Si hubiera sido de Checoslovaquia, no se la gasto”, ha dicho a la salida de los tribunales.

Manuel Muñoz Medina está siendo investigado por el juzgado de Instrucción número 11 de Sevilla por el incidente ocurrido el pasado 20 de diciembre de 2016, unos hechos que la Fiscalía considera que podrían ser constitutivos de un delito contra la libertad sexual o de atentado a la autoridad, dado que Rodríguez es diputada en el Parlamento Andaluz. Ya después de que la coordinadora de Podemos hiciera público en sus redes sociales el trato vejatorio sufrido, el empresario pidió perdón por lo que tildó de broma y lo achacó a unas “copas de más” al estar ese día celebrando una comida de Navidad. El incidente se produjo al finalizar la inauguración de una exposición en la Cámara de Comercio de Sevilla, de cuya directiva el empresario era vocal, y en presencia de varias personas más que no reprendieron la actitud de su compañero.

El juzgado ha declarado compleja la causa, lo que permite ampliar el tiempo de instrucción al menos hasta marzo de 2018. En este tiempo, el empresario maderero ha sido citado a declarar en al menos dos ocasiones, sin suerte hasta este viernes. A su salida de una breve comparecencia, ha vuelto a pedir perdón a Rodríguez, asegurando que lo hará “las veces que haga falta porque se ha sentido ofendida, si hace falta voy personalmente a Cádiz”. No obstante, ha tratado de quitar hierro al asunto dando una nueva versión de lo ocurrido. Así, por ejemplo, se ha declarado inocente y ha explicado a la jueza que “nunca llegó a empujarla, y que su mano nunca llegó a tocar la boca de la parlamentaria”. “Allí no pasó nada, y fue solo una broma de mal gusto”, según ha relatado luego la defensa de Rodríguez.

"No he hecho nada"

En este sentido, el empresario, que ha dicho sentirse “feliz y a gusto, porque no he hecho nada”, ha argumentado que al ser gaditana, la diputada debía tener sentido del humor. “Ellos (los gaditanos) en las chirigotas de Cádiz dicen muchísimas cosas en relación por ejemplo al jefe del Estado, pero “Su Majestad no se enfada y lo admite como una broma solamente”. En cualquier caso, ha llegado a reprochar que el caso ha saltado porque se trata de un empresario, y que “si llego a ser guardacoches” no se le hubiera citado a declarar en el juzgado.

Por su parte, la defensa de Teresa Rodríguez ha reprochado que “no podemos seguir tomándonos a broma este tipo de violencia sobre las mujeres”, subrayando que “se trata de una cuestión pura y dura de machismo”. Así, el abogado insistió en que la humillación y vejación que sufrió la parlamentaria le sucedió “por su condición de mujer, única y exclusivamente”. Y lamentó que el asunto se hubiera podido zanjar antes si el empresario reconociera los hechos. “Podríamos haber llegado a un acuerdo, a una reparación simbólica y aquí paz y después gloria”, apunto, lamentando que se tenga que "hacer un espectáculo público de una situación tan fea y horrible”.

"Pisotea su dignidad"

La Fiscalía asumió a la denuncia de la líder de Podemos Andalucía el pasado mes de marzo, al entender que “el propósito principal que anima al autor es el de pisotear la dignidad de la persona ofendida con un acto de contenido claramente sexista, que pretende demostrar y alardear de una repudiable e indefendible idea que preconiza la primacía del hombre sobre la mujer, obligando a ésta, para su propia humillación y vituperio, a sentirse sometida sin remedio a ese poder y a ese imperio”.

Asimismo, el ministerio público entendió que “por el designio que se supone perseguido por el denunciado y por las circunstancias concurrentes, la conducta del empresario podría tener encaje en el  artículo 173.1 del Código Penal”, referida a los delitos contra la integridad moral y prevé incluso penas de prisión.